PABLO HASEL Y LA DUQUESA

La octogenaria Jefa de la nobleza cañí, baila recién casada a las puertas del templo, al borde del colapso, a ritmo de rumba y sevillana, El amor senil de la aristócrata, ópera buffa o sainete de los Álvarez Quintero, es noticia que, aunque no quieran creerlo, tiene más trascendencia de la que parece y no se limita al ámbito del colorín y la casquería periodística.
Es la España Grande, vieja y poderosa, dando coletazos flamencos junto al vulgo en crisis. Romántica y patética, arcaica y libertaria, compartiendo pasiones nobles y rancias con el populacho que adora sus vulgares escarceos.
La España moderna es un rapero de verso sucio y mezquino, mal rimado, artificialmente marginal, que se convierte en mártir antisistema a la salida de la Audiencia.
En España no triunfó ninguna revolución, ni industrial ni política y por eso conviven los extremos. El feudalismo indolente e indecente con revolucionarios de concierto punk, cuya ideología se apoya en la rima burda alentando el crimen como acto revolucionario.
El pasado sigue ahí, compartiendo sus migajas de alegrías, y el futuro es torpe, tosco de pataleta de niño pijo, promocionado por el martirilogio.
Bien podrían haberse casado ambos, un rapero en la casa de Alba, y quizá el círculo se hubiera cerrado. Pero en este país, de los círculos, sólo buscamos la cuadratura. 

2 comentarios:

  1. Buenos días.
    Buscando por internet he dado con tu blog y me parece muy interesante.
    Aprovecho, con tu permiso, para hacerme seguidor.

    Un saludo y muy buen fin de semana.

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