En tanto hay quien hace pose de pasión mártir tras haber embaucado a todo un pueblo, en el otro extremo del Universo hispánico tenemos a un Moisés cuyas tablas de la ley están demasiado emborronadas y se confunde lo mangado con lo presupuestado y algo huele a podrido y no precisamente en Dinamarca.
Mañana, mientras tanto, se estrenarán prendas y se exhibirán palmas y ramas de olivo y laurel en rituales absurdos que nadie de los asistentes saben muy bien a qué responden, pues parece ser conmemoración de la entrada de un presunto Mesías en Jerusalén, imagen judáica, que por los propios judíos fue repudiado y ejecutado por los romanos, a los cuales se la sudaba muy mucho, instigados por los compañeros de etnia del crucificado.
Pues resulta que entre los enemigos de este conflicto ibérico hay comunión en la creencia en este timo. Si no creencia sí en la convicción en utilizar la fe como las banderas para jalear jaurías.
Luego están los notables, los que todo lo saben y tienen la ética y la razón en cualquier disquisición que hacen, relativizando hechos por mor de la posverdad progresista.
La derecha hispánica da mucho asquito, la catalana no lo da menos, pero la izquierda da mucha pena y debería esforzarse en construir patria sin aspavientos ni complejos.