DE LOS SENTIMIENTOS RELIGIOSOS

Sobre los sentimientos religiosos y la puta que los parió.

Uso esta contundencia políticamente incorrecta con toda la mala intención.
Según ese artículo de mierda del Código Penal tienen más prevalencia los sentimientos de los que adoran a un ser imaginario que mi afán por desmentir las patrañas apoyado, por supuesto, en argumentos de gente mucho más preparada que yo.
El día que me cague en los antivacunas o terraplanistas podría llegar la asociación de abogados antivacunas y terraplanistas y presentar una querella contra mí por ofenderles.
En una democracia, entre los derechos fundamentales está el de ofender. El de ofender ideas que consideramos ilógicas e irracionales tanto en un sentido como en otro.
Nadie debe sentarse nunca en un banquillo por cagarse en un ser mitológico o en un personaje histórico.
Mucho menos por fabular con diversas posibilidades sobre la trayectoria de dioses y demonios.
Según la doctrina de mierda imperante en este país hubo cuatro evangelios. Cuatro versiones sobre la vida y milagros de un ser aún por demostrar su existencia y escrita por diversos biógrafos afines. Los evangelios apócrifos ni voy a mencionarlos. En este contexto que alguien haga una versión cómica sobre una posible homosexualidad del Mesías ofende tanto a los abogados Cristianos de los cojones que presentan una querella que, por vivir en un país alternativamente gobernado por anormales, la justicia tiene que admitir.
Abogados a los que se la sudan los casos de pederastia más que probados en el seno de la institución a la que dicen defender.
Hasta que no haya un parlamento que no asuma que los sujetos de derechos son la ciudadanía y no los sentimientos y legisle en ese sentido, seguiremos con esta mierda de lastre y teniendo como protagonista a Willy Toledo que, por cierto, no ha sido tan maldito como pretendía y declaró que no quería ofender a los católicos por mor de sortear el artículo del Código Penal.
O se es o no se es. Cágate en todos, joder.
Me cago en los abogados católicos y en la mierda de políticos que permiten que tengan margen de maniobra para coartar derechos fundamentales.

SABEDORES Y SABEDORAS

Suele pasar que aquí sabemos de todo, sobre todo de las profesiones ajenas. Todos llevamos dentro un árbitro de fútbol, un capataz de obra o incluso un ingeniero.
Todos sabemos lo mal que lo hacen los demás en lo suyo, que no es lo nuestro, pero que a nadie se le ocurra hablar de lo que sabemos por formación y  experiencia que entonces bien que saltamos a poner a cada cuál en su sitio.
En el trabajo que desempeñé pasa mucho. Si pones un cordón policial porque hay un incendio o siniestro e intentas salvaguardar la integridad física del que intenta sobrepasarlo, siempre oirás: “Es que tengo que pasar por ahí”, “Hay que ver como sois” y cosas por el estilo.
Qué decir cuando tienes que reducir a alguien violento. De acordarse de nuestros progenitores para arriba, como si uno saliera de casa con el afán de dar y recibir hostias.
Luego está el “si me dejaran a mí...”
Y digo esto porque nunca se me ocurrió decir a un cirujano: “mejor cortaba usted por aquí”. Tampoco le dije nunca a un profesional sanitario como poner una vía aunque se me hicieron verdaderas escabechinas. Mucho menos a un albañil que la plomada estaba mal puesta aunque el muro acabara colapsando. Bueno, cuando colapsaba sí decía, antes no.
Dicho lo dicho, las lógicas de cada uno pueden a veces no coincidir con la de los profesionales que ejercen lo suyo y no por eso significar que está mal hecho.
Hecho este comentario, no se prive nadie de criticar al prójimo, sobre todo a las profesiones e instituciones públicas, que para eso gozamos de libertad de expresión, y equivocarse en el juicio es legítimo.