Muéstrame la ausencia
de tus dientes de leche,
perecederos,
caídos y atesorados
como medallas
al mérito del crecer.
Sonríe en la mella
abriéndome las ternuras
que suelo encerrar
en bolsillos interiores.
Colúmpiate
en mis pesares,
mécete
en mis enojos
nunca eternos
y canta.
Tararea la canción
inaudita,
inédita
e indómita
y duerme tu voz
en mis brazos.
Alboréame
en la tarde
espantando mis espectros,
los que vuelven,
los que están,
disuélvelos
amaneciéndolos,
matándolos de Alba.
1 comentario :
Me encanta leerte.Muy bueno
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