DE TRAJES, ANCHOAS Y CAMISETAS

El otro día, un amigo que trabaja en una empresa de neumáticos, la cual, además, colabora con la Fiesta Motera McCharly &Company, tuvo el detalle de regalarme una camiseta conmemorativa de la concentración además de una gorra oficial de una marca de neumáticos. Bien, pues ya hubo comentarios, más jocosos que mal intencionados, sobre si así empezó "el de los trajes", y saben ustedes a quién me refiero, etc., etc.

El hecho es que el cachondéito me hizo reflexionar.

El Código Penal dice lo siguiente:

Artículo 419

La autoridad o funcionario público que, en provecho propio o de un tercero, solicitare o recibiere, por sí o por persona interpuesta, dádiva o presente o aceptare ofrecimiento o promesa para realizar en el ejercicio de su cargo una acción u omisión constitutivas de delito, incurrirá en la pena de prisión de dos a seis años, multa del tanto al triplo del valor de la dádiva e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de siete a doce años, sin perjuicio de la pena correspondiente al delito cometido en razón de la dádiva o promesa.

Condiciones que se dan en mi caso:

1- Funcionario público.

2- Un regalo, por modesto que fuere, puede considerarse dádiva o presente.

3- Hay provecho propio o de un tercero puesto que la camiseta y la gorra la usaremos o yo o mi Santa.

Lo que no se da, menos mal, es el ofrecimiento o promesa para realizar, en el ejercicio de mi cargo, una acción u omisión constitutiva de delito. Vamos, que Primitivo, alias "Prehistórico", no me pidió que me librara de su suegra a cambio de la camiseta.

Pero, tal y como está redactado el artículo, podría entenderse que, por el hecho de ser funcionario, un servidor de ustedes no podría recibir regalo alguno de nadie, ni el día del padre, joder.

Pero no es así, y Garzón no creo que se moleste en instruirme diligencias por una camiseta y una gorra pues, para que el delito exista, la dádiva o presente debe recibirse, no porque uno tenga más o menos amigos, sino porque se produzca motivado por el cargo que uno ocupa o por el ejercicio de la función pública. No a nivel personal, sino profesional, no por llamarme Juan y que me conozca mi amigo Primitivo y le caiga bien, sino por trabajar en donde trabajo y con ocasión de ello.

Como los maestros o los médicos que recibían, y aún reciben, sobre todo en zonas más o menos rurales, sus docenitas de huevos, sus chorizitos, etc.

Ahora bien, ¿Francisco Camps recibió los ternos por llamarse Paco o "el curita" o el sastre se los regaló porque era el Presidente de Valencia?. ¿Rodríguez Zapatero recibió las cántabras anchoas (pagadas por los cántabros humanos), por ser José Luis o porque era el Presidente del Gobierno?. Bien es cierto que anchoas las recibe hasta Buenafuente, pero Buenafuente no tiene más autoridad que la que le da la audiencia, televisiva no nacional. Y puede que algo de razón tenga la Barberá pues, si se aplica el artículo al pie de la letra, igual no se salva de la quema ni el conserje del ayuntamiento de Puerto Urraco. O, a lo mejor, lo que hay que hacer es eso, aplicar la ley a rajatabla y encarcelar a todo "quisqui" que reciba una cesta navideña, un jamón, un caballo de Gadafi o una bolsa de garrapiñadas con motivo del cargo que ostenta.

Que nadie regala nada, me decía mi madre, salvo los amigos y familiares, claro está.

3 comentarios :

Un Oyente de Federico dijo...

En el caso de que la camiseta o la gorra que le regalaron llevara impresa alguna propaganda, el juez avispado se percataría de que Ud. esta beneficiando a terceros y será mucho más delito que el achacado a Camps donde el propio escrito del juez afirma que no se han beneficiado otros.

Según escucho estos días los ex presidentes Don Felipe y Don Jose María, siguendo las traiciones democráticas USA, dejaron los regalos en el que dicen “Museo de los Horrores” de la Moncloa. Los Cohibas de Castro, Don Felipe se los fumó.

Quedaron todos los regalos menos los “combolutos” del AVE, las joyas de Corcuera, el castillo de Felipe González, el frigorífico para pieles o los 45 millones de Aida Alvarez, las cacería de Bermejo, los millones (euros) de la Caixa para Montilla, las cacerías de Bermejo, los millones de la nena de Cháves y sus amigos, el traje charro de Garzón y los “kilos” del Santander, los viajes y reformas de nuestro 007…

Tengo las suertes de vivir en Madrid y de tener una presidenta (que Alá guarde muchos años) que además de facha, se carazteriza por no aceptar jamás, venga de quien venga, ni un bolígrafo.
Y estoy encantado al enterarme de que para un funcionario es delito recibir un regalo.
Al menos se que las leyes son decentes.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

No me meta usted en la cárcel por recibir un regalo de un amigo.
Además, en mi vida privada, puedo vestir lo que me plazca, tenga publicidad o no.
Ya sé que lo mío es más grave que lo de Camps, por supuesto, cómo equipararme a un paradigma de la honradez.

Rafael del Barco Carreras dijo...

SASTRE O CHOFER.


Rafael del Barco Carreras



Lo atribuyen al General De Gaulle, y a otros, “los peores enemigos de los poderosos son el chofer, el ayuda de cámara y la amante”. El sastre de los “trajes de Camps” me recuerda el chofer del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona. Siempre he ignorado porqué tenían un chofer en Madrid, pero ahora sé seguro que le amenazaron con el despido sino colaboraba en el guión montado por Javier de la Rosa y Narcís Serra, acusador particular por Alcalde de Barcelona.

El chofer declaró que Serena, Del Barco y Antonio de la Rosa eran íntimos puesto que salían con amiguitas y les hacían regalos. Y si al chofer lo amenazaron con el despido, a dos de sus amantes o amiguitas con algo peor. Éramos íntimos. Unas cenas se convirtieron en ORGÍAS (a la Prensa le encantan las orgías) y en la sentencia en VICIOS. ¡Claro que al juez instructor hubo que regalarle un PISO!... y a otros, Prensa incluída...más, mucho más...

www.lagrancorrupcion,com