FIESTA MOTERA McCharly & Company

El sábado estuvimos en la Fiesta Motera McCharly & Company que se organiza en Mieres cada año. El domingo, como podrán suponer, estuve convaleciendo a base de sofá y mando a distancia.

Dicha fiesta la organizan los propietarios del local del mismo nombre, donde puede usted comer hamburguesas de calidad, pizzas, hasta de callos, etc. al más puro estilo americano con la presencia figurativa de los Blues Brothers, y, como no, Elvis, siempre Elvis, que les recibe a la puerta, sentado sobre una banqueta de la barra, con su guitarra, con el único inconveniente de que es de cartón piedra.

Se habla de unas 900 motos, aproximadamente, entre inscritos y asistentes.

Como se va ganando con la experiencia, este año ha sido mucho mejor que el anterior. Una organización impecable, con multitud de voluntarios moteros que, desinteresadamente, velaron porque todo saliera bien, porque los asistentes estuvieran atendidos y, en la ruta motera, un chaleco amarillo en cada bache, en cada cruce, garantizaba la seguridad de la ingente caravana.

Un ambiente inmejorable, buen rollo a espuertas, salvo algún insignifante incidente motivado por el exceso alcohólico y pirotécnico de un grupo reducido que, al final de la fiesta, se disculpó elegantemente por las molestias causadas.

De destacar la siempre inmejorable actitud del grupo motero que más colabora en el evento, Los Malos, que, de eso, de malos, sólo tienen el nombre y el anagrama del chaleco de cuero.

Si bien hace dos años tuve un pequeño rifi-rafe con la organización por ciertas deficiencias a la hora de la comida, éste año, al igual que el anterior, no me queda sino descubrirme ante una fiesta que se consolida como una referencia para los moteros de la mitad norte de España. Aunque hay quién vino desde Algeciras, con dos cojones.

Y, se me olvidaba, por una vez, y sin que sirva de precedente, me tocó algo en un sorteo. Un casco y una cena o comida para dos personas en el Restaurante L'Albar, lo cual no es moco de pavo.

El próximo año, todo el que ame las dos ruedas o el que quiera disfrutar de una fiesta de buen rollo, que se anime que, en Mieres, será bien recibido.