Algún usuario fiel me recrimina el déficit en mi actividad bloguera, déficit real y tangible tanto en frecuencia como en extensión. Y es que pasa uno por momentos en los que escribir unas líneas se hace cuesta arriba pues anda reescribiendo sus propios renglones torcidos, que son los más difíciles de redactar.
Sí escribo en Versos desde el Filo, lugar que utilizo de terapia breve para mis neuras, pero aquí, con la actualidad que hay, en mi actual momento, pues como que, aparte de mis soledades recientes, también me invade la soledad de musas.
Porque no estoy para presupuestos sin presupuestar, ni desplantes "atávicos" a vicepresidentas escudadas en la corrección política, ni apoyos a las cuentas por los mismos que se manifiestan con los etarras, ni tramas corruptas de trajeadas cabezas de turco, ediles múltiples, tránsfugas, Palaus de la Música, comisiones, vergonzantes secuestros eternos y otras zarandajas del folclore patrio.
Y es que no me pica ni Berlusconi, ahíto de farmatint, viagra y blanqueante dental.
Ni el eje universal Obama-Zapatero que liderará el globo terráqueo por mor del lado bueno de la fuerza.
No, no estoy, ni para lo más cercano.
Ni premios Príncipe de Bekeulaer (no se si se escribe así), ni fondos mineros, ni Musel, ni Campus de Mieres, ni las siempre renovadas aceras de Mieres o el aparcamiento de la Mayacina.
Creo que volveré, más por bien propio que de los que me padecen, y ruego disculpas a mis fieles, sean positivos o negativos, pero ¿quién no ha pasado un puente en ruínas?.
7 comentarios :
Pues nada, hombre.
Hay que escribir de lo que pugna por salir, si se escribe por obligación pues como que no.
Todos pasamos mas de lo que quisiéramos por puentes en ruina y siempre, tras cada nuevo post, nos preguntamos si ha valido realmente la pena escribir aquello.
Hasta que hay algo nuevo... y vuelta a empezar...
Para nada las disculpas
O como dice nuestro genial pensador Chiquito de la Calzada: “Una mala tarde la tiene cualquierhaarrl”
En tanto nos mantendremos atentos a la pantalla.
Todos hemos pasado por situaciones adversas. Por puentes en ruinas, y caminos llenos de obstáculos. Por tanto, nada de disculpas, tan sólo yo he de pedir disculpas por mi comentario, ya que acostumbrado a su prosa, me gustaba leer día a día sus desvaríos, como usted mismo los llama. Yo también utilizo la lectura y la escritura como terapia, y es cierto que las circunstancias personales nos hacen ensimismarnos en nuestro mundo y no apetece hacer reflexiones de nada y para nada. Ah, soy fiel y positivo, me gusta su acero afilado, aunque no siempre esté del todo de acuerdo, pero en eso consiste la vida, en respetarnos todos. Creo. Tampoco tengo mala fé, aunque sea anónimo.
... a veces es mejor no decir nada...
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