El drama se solventó con éxito. Los mineros están a salvo y Chile y el resto del mundo todos contentos. No es para menos.
Pero antes de que a Endemol se le ocurra quiero registrar una idea antes de que me la roben.
Viendo el fenómeno mediático del drama televisado, qué menos que patentar un nuevo "Reality" de los que harán historia.
"La Mina de los Famosos".
Por un lado reactivamos las Cuencas Mineras, a las que muy negro futuro se les augura, y no negro de carbón, precisamente y podemos usar los pozos cerrados y los que quedan por cerrar como estupendos platós de televisión sin necesidad de desplazarnos al Caribe.
Imagínense a la "Princesa del Pueblo", creo que voy a vomitar, a varios participantes de otros experimentos sociológicos tipo "Gran Hermano", al Conde Lecquio, a algún "friki" folklórico y popular, a alguna miss en desuso, etc., todos ellos en las galerías del Pozo Barredo, Nicolasa, etc., rampleando carbón, entibando, posteando, barrenando, picando, etc.
Sesenta y nueve días bajo tierra pero, voluntariamente, por mor de la fama y el dinerito fresco que conlleva.
Como premio a los mejores concursantes les daría una prejubilación. Que es injusto, me dirá alguien, puede, pero y lo que salimos ganando si a cambio desaparecen de nuestras pantallas y de los atiborrados quioscos.
Porque todo se televisa, la tragedia, la resolución de la misma, las emociones, la vida íntima de los atrapados, etc.. Todo vale por mor de la libertad de expresión.
La libertad de expresión de, por ejemplo, las acémilas a las que se les llena la boca de España mientras rebuznan sin respeto alguno por quién ha dado su vida representándola por esos mundos.
Porque se aplaude el vandalismo por parte de los que se dicen "de orden" y los símbolos que deberían unirnos sólo lo hacen en el fútbol.
También hay abanderados con diarreas extemporáneas mientras etarras reconocidos ocupan cargos públicos en "democracias" indiscutidas por lo progre.
Y abuchear es bueno, y relaja, que uno no se la coje con papel de fumar, pero hay momentos, movilizaciones, otros eventos, distintos a algunos en los que debiera primar la educación, el respeto y el civismo.
Rectifico, abuchear no es bueno, aunque relaje, y hasta Zapatero merece estar en un acto oficial sin que le rechinen los oídos, lo mismo que el cansino de Aznar puede conferenciar por ahí sin que se lo reviente nadie, al que no le guste que no vaya y punto. Tengamos educación, cultura democrática y usemos para la rabieta los instrumentos y mecanismos de los que gozamos.
Fijémonos en Chile, por ejemplo, para algunas cosas.
1 comentario :
Te has olvidado -para la mina- de Kiko Hernández (ex-gran hermano) comiéndose un bocata de tortilla. Y desde que las cámaras de televisión retransmitieron la guerra del golfo, todo vale.
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