La verdad, mis luces no dan para mucho pues los filamentos se resienten de tanto intentar iluminar zonas oscuras. Así que no puedo teorizar mucho.
No sé a dónde nos lleva, a ellos y a nosotros, la reacción en cadena en eso que llamamos el "mundo árabe", cuando algo nos es ajeno lo metemos todo en el mismo saco, para qué nos vamos a complicar.
Lo que me choca, aunque no debería chocarme pues es el "estado de las cosas", es que parece que tras las protestas y los baños de sangre nos damos cuenta de que hay tiranías.
Tiranías cómodas, claro, pues teniendo controlado el mercado qué más da quién es el "encargado" del chiringuito y qué métodos utiliza con sus subordinados.
Mientras no molesten podemos llevar nuestro circo del motor y hacer carreras a la hora en que le venga bien al príncipe o sátrapa de turno.
Gadaffi era el demonio, luego no, se le toleraban sus berlusconiadas de escoltas turgentes bajo pañuelo islámico y se le aceptaban caballos de regalo porque convenía verlo como menos malo.
De Marruecos mejor ni hablar, no vaya a ser que empiece de nuevo la cantinela de Ceuta y Melilla y nos regale avalanchas de subsaharianos desesperados.
Mientras, los pueblos aguantando bajo la mirada atenta de armas fabricadas en Occidente o bajo el peso de versículos satánicos.
Ahora todos quieren liderar transiciones, apadrinar, gestionar, colaborar, etc.
Los mismos a los que las relaciones internacionales y la conveniente diplomacia les obligaban a besuquearse de forma obscena con cuanto criminal cómodo pasaba por sus palacios.
¿Convendrá un Oriente democrático o pasamos directamente a la República Islámica a la que echar la culpa de cuanto desmán ocurra por el orbe?.
Yo no sé, a lo mejor ustedes sí y pueden prestar sus luces a este faro atónito.
No sé a dónde nos lleva, a ellos y a nosotros, la reacción en cadena en eso que llamamos el "mundo árabe", cuando algo nos es ajeno lo metemos todo en el mismo saco, para qué nos vamos a complicar.
Lo que me choca, aunque no debería chocarme pues es el "estado de las cosas", es que parece que tras las protestas y los baños de sangre nos damos cuenta de que hay tiranías.
Tiranías cómodas, claro, pues teniendo controlado el mercado qué más da quién es el "encargado" del chiringuito y qué métodos utiliza con sus subordinados.
Mientras no molesten podemos llevar nuestro circo del motor y hacer carreras a la hora en que le venga bien al príncipe o sátrapa de turno.
Gadaffi era el demonio, luego no, se le toleraban sus berlusconiadas de escoltas turgentes bajo pañuelo islámico y se le aceptaban caballos de regalo porque convenía verlo como menos malo.
De Marruecos mejor ni hablar, no vaya a ser que empiece de nuevo la cantinela de Ceuta y Melilla y nos regale avalanchas de subsaharianos desesperados.
Mientras, los pueblos aguantando bajo la mirada atenta de armas fabricadas en Occidente o bajo el peso de versículos satánicos.
Ahora todos quieren liderar transiciones, apadrinar, gestionar, colaborar, etc.
Los mismos a los que las relaciones internacionales y la conveniente diplomacia les obligaban a besuquearse de forma obscena con cuanto criminal cómodo pasaba por sus palacios.
¿Convendrá un Oriente democrático o pasamos directamente a la República Islámica a la que echar la culpa de cuanto desmán ocurra por el orbe?.
Yo no sé, a lo mejor ustedes sí y pueden prestar sus luces a este faro atónito.
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