Pasó el Domingo de Ramos. Según la leyenda cristiana se conmemora la entrada del presunto Mesías en Jerusalén, rodeado de fans armados con palmas y ramos de olivo. Un pueblo analfabeto depositando todas sus ansias de libertad en aquel indigente montado sobre un pollino.
Coincidiendo con esta celebración, en otra tierra prometida (para otros analfabetos), se producía la entrada triunfal de la Benemérita en más domicilios de heroicos libertadores. Allí, en vez de ofrendas vegetales, les recibieron con botellas y ladrillos, de forma pacífica, claro, pues para ellos, aquellos uniformes color olivo representan lo que para los judíos representaban las corazas de las legiones. La diferencia estriba en que, en aquel tiempo, Roma era un imperio y Palestina una provincia, mientras España, ahora, está por definir y Euskal Herría es una entelequia mentirosa y perversa.
El hombre de la burra traía, según cuentan, un mensaje de paz. La Guardia Civil tambien pues no hay mayor paz que evitar muertes de inocentes deteniendo asesinos y arrebatándoles explosivos y pistolas.
Lo más grave, para algunos amantes del diálogo y las libertades de los pueblos, es el "atentado contra la libertad de expresión" que supone el desmantelamiento de la editorial de su "catecismo" periódico, en el que se publican las pastorales de su "vaticano" en la clandestinidad, así como manuales para "pacificar" al enemigo mediante productos químicos debidamente mezclados.
Según parece, uno de los objetivos a "pacificar" era Fernando Savater, lo cual no es novedad y tiene su lógica. Fernando es un intelectual y la intelectualidad siempre ha sido objetivo prioritario del nazismo. Para un glorioso "Ejército de Liberación" como el que nos ocupa, lo primero que hay que matar son las ideas y, este señor se ha caracterizado por el desenmascaramiento de los asesinos y de los nacionalistas "democráticos" que sacan rédito político del terror del contrario.
Habrá quien diga que el filósofo es un aliado del Partido Popular en su labor de desgaste al Gobierno y puede que sea verdad, aunque no se produce esa alianza por voluntad de este señor. Fernando siempre ha defendido las mismas posturas, la denuncia del terror y la falta de libertad que se vive en el País Vasco y la actitud autoritaria y excluyente de los nacionalistas para con los que no lo son y, en eso, solo ha encontrado el apoyo del PP y de algunos disidentes socialistas hartos de que su partido comenzara, tras la depuración de Redondo Terreros, a escarcear con el nacionalismo y a intentar, a toda costa, llevar a buen puerto el dichoso "proceso".
Que esta actitud beneficia al P.P., pues es posible pero la intención de mucha de esta gente es defenderse de los atropellos de los sabinianos y de sus amigos de las pistolas y, por tener esa valentía o bien son asesinados o bien reciben patadas en los cojones en las puertas de los juzgados y la verdad es que, seguro que interesadamente, en el momento actual solo tienen el apoyo de la Derecha aunque muchos de ellos sean de otra tendencia política.
Y hay que reconocer la victoria de la estrategia etarra. Estas alimañas descerebradas se percataron un día que matando gente uniformada no iban a ningún sitio por lo que optaron por "socializar el sufrimiento" asesinando políticos. Los políticos, con el añorado "Pacto de Ajuria Enea",ante la violencia, demostraron unidad y firmeza anteponiendo el fin de la misma a cualquier otra reivindicación más o menos mezquina. En vista de esta situación, los pistoleros optaron por mirar a Irlanda del Norte. Aunque la similitud histórica y política de ambos conflictos es prácticamente nula, salvo en los métodos sangrientos, lo que se intentaba era provocar en el País Vasco una división política entre nacionalistas y no nacionalistas similar a lo que allí ocurría entre católicos y protestantes, comenzando entonces la yá citada "socialización del terror" tendente a una "Urlsterización" de la zona. En cierta medida lo consiguieron pues los nacionalistas comenzaron a tirar de la cuerda con "Pactos de Estella" y similares, así como los Planes del llorón de Ibarretxe. Por otra parte los perseguidos se cansaron de serlo y de callar y salieron a la luz pública hartos de poner los cadáveres. Una vez polarizada la sociedad vasca, la de los vascos y las vascas, en dos bandos irreconciliables, se había conseguido forzar la existencia de un verdadero conflicto político y humano que hiciera posible la búsqueda, por parte de los distintos gobiernos, de soluciones dialogadas.
Pero el éxito de los criminales viene siendo aún mayor cuando han conseguido tambien dividir profundamente a la sociedad de uno de los estados enemigos, seguramente el más enemigo de todos, crispándolo y resucitando las solapadas "dos Españas". Además los asesinos se han convertido en los únicos protagonistas y en el eje central de la contienda política.
En los últimos días, mientras se producían las detenciones, el resto de "discípulos" se reunía, para mayor gloria de Sabino, a hablar de "articular mecanismos democráticos que propicien el diálogo político para la consecución de la paz".
Los "mecanismos democráticos" fueron desmantelados en Guipúzcoa y Navarra por las "fuerzas de ocupación". Los hombre de verde, ya se sabe, no entienden la sofisticación de estos procesos y ven los citados "mecanismos democráticos" como artefactos explosivos a desactivar, en un típico análisis simplista de la situación de fondo.
Hoy me emocionó ver la imagen de uno de los detenidos, en libertad con cargos, abrazándose entre lágrimas a sus "papás". Pobre criaturita, lo que ha debido sufrir y solo por intentar limpiar su patria de obstáculos para su tan ansiada paz.
"Yo soy el hijo del hombre", proclamaba aquel melenudo que entró a lomos del cuadrúpedo. Otegi, en alguno de sus sermones de la montaña y bienaventuranzas varias bien podría decir "Yo soy un hijo de.......".
Terminen, si quieren, ustedes mismo la frase. A mi ya me da pereza.
Ya pasó el Domingo de Ramos. A ver si podemos llegar tranquilos, desgracias viarias aparte, al Domingo de Resurrección.
Amén.
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