Cayó el muro, bien es cierto, y los alemanes pudieron ser alemanes y acabó un oscuro régimen donde las libertades brillaban por su ausencia. Y es justo homenajear aquellos días en los que el pueblo consiguió derribar una barrera vergonzosa y vergonzante.
Y con todo lo que supuso de positivo, habría que reconocer que fue el primer paso para el triunfo global del capitalismo más salvaje, ahora ya sin oposición a su voracidad, creciendo en el mejor caldo de cultivo que ha encontrado, la democracia occidental.
El mismo capitalismo que nos ha llevado a esta crisis desde el Imperio a sus satélites. El Imperio fue más imperio y la globalización de los dineros sometió a unos estados cada vez más débiles ante un capital sin fronteras y sin control, que campó por sus respetos sometiendo pueblos, comprando voluntades, corrompiendo gobiernos y políticos de toda cuerda, decidiendo guerras, conflictos internos, crisis políticas y económicas, etc.
Y no hay refundación que pueda con él, ni con los refugios de los dineros más negros, pues quién debe decidir sobre eso tiene, por lo general, mucho que callar y muchas de las cuentas de las Caimán o de Suiza pueden tener titulares que se sientan en los G20 a deliberar sobre el futuro de los paraísos de la pasta podrida.
Y aquel muro cayó, pero sigue habiendo paredes, verjas, alambradas, cada vez más altas y contundentes, dividiendo gentes, ahora entre la riqueza y la pobreza, entre el consumismo y la miseria más absoluta. Y los países cuentan también con su propia tabiquería interior, distribuída por los arquitectos de siempre.
Alemania se unió, pero Europa sigue estando separada mientras en Ultramar, el César Negro, sigue mandando aunque con otro estilo, es innegable.
Siempre habrá otro ladrillo en el muro. Me temo.
5 comentarios :
Demagogia pura y dura.
Y sin anestesia, Caudillo, sin anestesia.
... eran mejores aquellos césares rojos que proclamando la igualdad social oprimían con la hoz y el martillo. Eran mejores aquellos césares rojos que dentro de un sistema, que ellos definían de igualitario, establecían las desigualdades sociales más brutales.
Eran mejores aquellos césares rojos que mandaban a los gulags a los que pensaban diferente. Y todos aquellos que durante tantos años ensalzaron el comunismo, rápidamente se pasaron al capitalismo porque ¡claro ! a todos nos gusta tener calefacción en casa, comer todos los días, poder ir al médico y conducir un buen coche. Creo que el capitalismo es mejor que el comunismo y sino para muestra que les pregunten a los amigos cubanos, a los norcoreanos y a los chinos que viven en las aldeas del interior.
Bueno amigo del filo en esto no coincidimos. Seguiremos debatiendo.
No entiendo ciertos métodos de argumentación. Por ejemplo:
- Pau Gasol es muy alto.
- Sí pero Yao Ming es más alto.
- Bueno, vale. ¿Y eso le quita cm. a Gasol?
El hecho de que la dictadura comunista sea abominable ¿elimina los defectos del capitalismo?. Que yo vea al post no defiende el comunismo, simplemente señala ciertos problemas del capitalismo que no menguarán por decir que lo otro es peor.
Lo dicho, no entiendo esa argumentación.
“El capitalismo es la explotación del hombre por el hombre y el socialismo es lo contrario”
El muro no cayó, como dicen ahora los progres, fue derribado y no separaba el paraiso socialista del explotador capitalismo. El muro era la tapia de una carcel que mantenía a millones de personas sometidas a la voluntad de los dueños del estado, donde para poder cambiar de ciudad te tenía que autorizar un comisario político, sólo mentar la palabra “huelga” era delito de carcel (no digamos ya el hacerla), hacer una fotocopía no oficial era un acto contrarevolucionario…
Por mucho que digan ahora los de la memoría histórica y la Educación para la Ciudadanía, los que saltaban eran los de Alemania del Este a la Alemanía Occidental, no al revés y los que disparaban a matar a los que huían, eran los policias socialistas y no los capitalistas.
El muro no separaba capitalismo de socialismo; separaba el comunismo de la democracia
Ud. habla de “capitalismo salvaje” y obvia interesadamente el más salvaje de los capitalismos, el “capitalismo de estado”. El estado es el que explota al individuo.
Mientras el capitalismo que se da en cualquier sistema democrático, se autorregula y corrige, admite la huelga y la regulación del impacto ecológico (el ecologísmo sólo se da en el capitalismo). El capitalismo de estado no admite crítica ni propuesta de regulación alguna, sería considerada como traición acto contrarrevolucionario. Todavía son evidente los desastres ecológicos que dejó la industria socialista.
La II guerra Mundial acabó con la atrocidad del Nazismo pero para acabar en Europa con la otra atrocidad, el Comunismo, tuvimos que esperar al derribo del muro.
Lo que celebramos estos días, no es el hecho de romper una pared de hormigón, sino que millones de seres humanos recuperaron la libertad.
Otro debate sería el discernir de donde salió el dinero (si es que salió de algún sitio) suficiente para que los paises socialistas se incorporaran al sistema capitalista. Y de donde salieron esos nuevos “capitalistas de toda la vida”, que mueven las fortunas exsoviéticas.
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