ÓBITOS Y RECUERDOS

En la imperfecta y caótica máquina orgánica que llamamos cerebro, se van almacenando, sin orden ni concierto, todo tipo de sensaciones. Imágenes, sonidos, olores, sabores y tactos, se van guardando en los entresijos laberínticos de las neuronas y ahí permanecen hasta que afloran, a veces de forma lógica, a causa de algún suceso, o de forma espontánea y, utilizando el razonamiento, nos preguntamos por qué coño nos viene en ese momento ese recuerdo.

Por si no la sabían, pues o bien han estado ustedes como eremitas o si no sin duda lo sabrán, Michael Jackson ha muerto.

Nunca fui fan del "Rey del Pop", en realidad nunca fui fan de nadie, tuve mis gustos y mis querencias pero sin aspavientos, que uno siempre fue muy descreído y poco dado a idolatrías. Ahora bien, hay que reconocer que sus canciones, por las que nunca me interesé en exceso, forman parte de la banda sonora del Siglo XX sin duda alguna. A mí, personalmente, me quedaron grabadas con mayor intensidad "Bad" y alguna otra.

El caso es que murió, muerto de sí mismo, seguramente, pues a sí mismo quiso rehacerse aunque la construcción le resultó evidentemente fallida. Convertido en esperpento, a los cincuenta años dejó este mundo para irse, según él parecía creer, a Neverland, con Peter Pan y los niños perdidos, esos niños a los que tanto amaba, quizá en exceso o de forma no convencional.

Pero ayer, mi cuarentón cerebro provocó que se me erizaran los vellos recordando una melena rubia de imposibles ondas, unos ojos color Pacífico, transparentes y límpidos, y una sonrisa generosa, deslumbrante y entregada.

Aquel ángel, siendo yo todavía impúber, hizo que sintiera unos celos criminales contra una voz en off perteneciente a un tal Charly, un ser abyecto y despótico, sin duda alguna.

Aquella mujer dulce, aquella cinta de tenista, aquellos gestos de artes marciales de mala coreografía, aquella dureza y aquella fragilidad, aquel cuerpo delgado pero consistente en las formas precisas para un pseudoadolescente, contribuyeron en parte a ser lo que ahora soy, seguramente un imbécil, pero yo, al fin y al cabo.

Ni Cámeron Díaz, en las versiones cinematográficas, se le acercó nunca a la suela de los zapatos a aquella musa que destacaba con creces por encima de sus compañeras de reparto que, por qué negarlo, no estaban nada mal.

Y mientras Michael se autodestruyó, como suele pasar con los muñecos rotos o ídolos de barro, Farrah murió arrasada por el cáncer, peleando con un mal cruel y dando ejemplo de entereza.

Dos vertientes distintas de la fama, dos recuerdos, dos sensaciones.

Descansen en paz y quedémonos con lo bueno.

2 comentarios :

lucia dijo...

Es sin duda una grán mujer que sera dificil de olvidar.Estaría orgusa de usted si pudiers leer algo tan bonito como lo que le dice en sus grandes desvaríos.Se fue un angel,que descanse en paz.

diana la cazadora dijo...

Menos mal que alguien se acuerda y hace publicos sus sentimientos hacia este "ANGEL", estoy un poco cansada de ver solamente como se llora al rey de pop y nadie le rinde un pequeño homenaje a la verdadera reina de nuestros corazones infantiles.