Yo también vi el debate, lo reconozco, no lo pude remediar. Una extraña fuerza me empotró en el sofá y mi dedo era incapaz de pulsar en el mando otro botón que no fuera de un canal suscrito al evento.
Y tengo que reconocer también que me emocioné. Lloré como un chiquillo viendo a nuestros líderes empeñados en explicarnos las soluciones que nos darán para salir de este embrollo del que no nos zafamos.
Qué don de la palabra, qué sinceridad honesta, qué liderazgo moral para llevar al pueblo hasta la victoria final.
No sé quién ganó, los sesudos comentaristas de las tertulias posteriores arrojaron luz en uno y otro sentido pero a mí me dio igual.
El acontecimiento fue para mí como una gran revelación y me borró cualquier atisbo de desencanto que pudiera quedarme. Tanta expectación mereció la pena. Soy, un hombre nuevo.
Qué gran país tenemos, qué gran nación, qué pueblo, qué medios de comunicación, qué tertulianos, qué líderes nos llevan por la senda de la salvación.
Votaré el 20N, da igual a quién. Cualquiera de los dos nos aportará aire fresco que barra las miasmas que nos queden por las esquinas.
Los próximos cuatro años serán históricos, todo el mundo tendrá trabajo, vivienda, nos bajarán los impuestos y los tipos de interés, la deuda quedará en nada, como una letra de la lavadora.
Los empresarios se enriquecerán y enriquecerán a los bancos que, a su vez, harán que los trabajadores se enriquezcan y España será un gran principado de Mónaco.
Tendremos un gran gobierno y una admirable oposición.
Todos unidos en vigilia tenaz y animosa por mor del bien del pueblo que les votó.
Ayer triunfó la democracia.
¿No creen?. ¿No se lo creen?. Hay que ver como son ustedes.
Y tengo que reconocer también que me emocioné. Lloré como un chiquillo viendo a nuestros líderes empeñados en explicarnos las soluciones que nos darán para salir de este embrollo del que no nos zafamos.
Qué don de la palabra, qué sinceridad honesta, qué liderazgo moral para llevar al pueblo hasta la victoria final.
No sé quién ganó, los sesudos comentaristas de las tertulias posteriores arrojaron luz en uno y otro sentido pero a mí me dio igual.
El acontecimiento fue para mí como una gran revelación y me borró cualquier atisbo de desencanto que pudiera quedarme. Tanta expectación mereció la pena. Soy, un hombre nuevo.
Qué gran país tenemos, qué gran nación, qué pueblo, qué medios de comunicación, qué tertulianos, qué líderes nos llevan por la senda de la salvación.
Votaré el 20N, da igual a quién. Cualquiera de los dos nos aportará aire fresco que barra las miasmas que nos queden por las esquinas.
Los próximos cuatro años serán históricos, todo el mundo tendrá trabajo, vivienda, nos bajarán los impuestos y los tipos de interés, la deuda quedará en nada, como una letra de la lavadora.
Los empresarios se enriquecerán y enriquecerán a los bancos que, a su vez, harán que los trabajadores se enriquezcan y España será un gran principado de Mónaco.
Tendremos un gran gobierno y una admirable oposición.
Todos unidos en vigilia tenaz y animosa por mor del bien del pueblo que les votó.
Ayer triunfó la democracia.
¿No creen?. ¿No se lo creen?. Hay que ver como son ustedes.
2 comentarios :
Don Filo, a mi me serviría con que esos frikis que han estado gobernando, devolvieran todo lo que se han quedado y se largaran.
Y si no hay forma de que devuelvan nada, que al menos desaparezcan una temporada para que podamos recuperarnos de su régimen chikilicuátrico.
Los Italianos sin Mamachichos y nosotros sin Chikilicuatres. No me diga que no es un futuro esperanzador.
Un Oyente de Federico
Comprenderá, si bien tiene usted mucha razón, que no considere esperanzadora la próxima mayoría absoluta de Mariano el sobrio. Podemos pasar de Chikilicuatre a Bertín Osborne y Norma Duval, que para el caso...
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