La pasada semana me la pasé, ya era hora, en la Universidad, y no para hacer una obra. Esta gran "empresa" para la cual presto mis inestimables servicios decidió enviarme a Oviedo a ilustrarme con un curso de verano que versaba sobre "Economía y Sociedad en la Asturias del Siglo XXI".
Allí fui, atraído por la curiosidad y lo interesante que, de partida, parecía el contenido. No sé yo si solo siete años dentro de todo un siglo pueden definir la tendencia económica y social de una región, pero bueno, había que abrir la mente y recibir conocimientos impartidos por las mejores cabezas y por personas con importante representatividad en las instituciones y estamentos.
Y es que debo reconocerlo, aunque mi formación profesional es asimilable a una diplomatura universitaria, la verdad es que solo pisé la Universidad para cogerme "pedales" impresionantes en las fiestas de la Facultad de Medicina.
Allí estaba yo, quien fue un melenudo bachiller con inquietudes teatrales, en el aula magna de un precioso edificio histórico de la Universidad de Oviedo, antigua Facultad de Derecho. Un edificio con un maravilloso claustro cuyas arcadas y muros mantienen las cicatrices producidas por los disparos de
El aula, dispuesta como un aula, con dos hileras de pupitres de madera de los de toda la vida, repetidamente barnizados para disimular, en la medida de lo posible, las creativas inscripciones grabadas por alumnos de quién sabe cuantas promociones. Pupitres también históricos pero que dejan su impronta en las posaderas, sobre todo sin son huesudas como en mi caso.
Empezamos con el Derecho aplicado a la Sociedad de
Continuamos con criptografía y lo que, en principio, era apasionante pues se aplica a todas las actividades cotidianas que cada vez están más relacionadas con la informática, provocó que, en la tercera definición, con su correspondiente fórmula, algoritmos y funciones lineales, tuve que detenerme y entregar las armas, cautivo y desarmado ante la imposibilidad de asimilar el caudal de saber que aquella catedrática repartía con tanta alegría. Yo, que al acabar segundo de lo que se llamaba B.U.P. cambié el álgebra y la física por el latín, la literatura y la filosofía, pues como que no podía hacer "flashback" y retrotraerme a los encerados del Instituto "Reino Aftasi" en Badajoz y a las explicaciones de mi admirada María Jesús. Desde entonces, mi afán científico se reduce a la mera curiosidad nivel usuario.
A continuación algo muy interesante por la aplicación práctica que tiene, la seguridad en Internet, donde al menos pudimos constatar que en materia de seguridad en la red estamos todos bastante "en bragas", vulnerables ante los ataques de los maleantes del teclado, ignorando las mínimas medidas de prevención a tener en cuenta para evitar, por ejemplo, que nuestro ordenador sirva de lanzadera dentro de una gran red para cualquier tipo de fechoría.
La ordenación del territorio, un tema muy de moda por sus derivaciones en posibles corruptelas y pelotazos inmobiliarios, fue uno de los temas más desarrollados pues se hizo desde el punto de vista técnico y geográfico, legal y económico.
También se habló, a cargo de una alta funcionaria, a nivel legal y administrativo, de Extranjería. Luego, desde el punto de vista humanitario, disertó sobre el mismo problema un técnico de Cruz Roja, especializado en el tema, el cual, aparte de describir en qué consiste la actividad diaria de la institución y los objetivos de la misma, iluminó al alumnado a fin de eliminar prejuicios y simples dogmas que se manejan por la generalidad en la calle.
Describieron sus propias instituciones representantes del Consejo Consultivo del Principado, del Consejo Económico y Social, de
El viernes, recepción de Autoridades, entrega de diplomas, clausura del curso y, como no, un preceptivo vino español, con su pincheo y todo.
En conclusión, una semana fructífera que ha servido para ampliar conocimientos y perspectivas sobre distintos temas de actualidad así como para encontrarme el lunes una mesa repleta de papeles que pacientemente se fueron acumulando para esperarme con profunda lealtad hacia mi persona.
Faltar una semana es lo que tiene, pero mereció la pena pues siendo "de gratis", gracias a la obra "social" de Cajastur, no hay de qué quejarse.
¡Ah!, y lo que es más de agradecer, la Tuna ni apareció.
2 comentarios :
No me lo creo.
No me creo que hubiera una recepción con copa de vino español y pincheo por la patilla y no apareciera la tuna.
Trata de recordar.
Seguro que había entre los asistentes al pincheo gentes con escudos en el pecho, rosetones en los hombros y una especie de cintas en la espalda, a que sí.
¿Ves cómo sí estaba?
¿La Tuna? :-S
¿Les dieron algún tipo de certificado de asistencia? :D
Pareció interesante. Los cursos en mi trabajo, me producen amnesia.
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