DE PUENTES Y PASARELAS
HEMOS PARIDO, OTRA VEZ
EL DÍA DE LA MARMOTA
El personaje interpretado por Bill Murray es un periodista antipático que va a un pequeño pueblo para transmitir el tradicional "Día de la Marmota". El problema viene dado cuando se queda anclado temporalmente en ese día que se repite una y otra vez. Cada mañana, al despertar, el radio reloj repite el mismo mensaje "Hoy es el día de la marmota" y, consciente de la tragedia, vuelven a repetirse todos los sucesos del famoso día del que no puede salir.
Aunque de otra forma, ¿no han sentido nunca que viven anclados en el mismo día, repitiéndose más veces de las que debieran ciertas situaciones y al día siguiente vuelven a comprobar que siguen prácticamente igual que ayer?.
Pues eso, "hoy es el día de la marmota".
CONSULTAS EXTERNAS
- El siguiente…
- Buenos días, doctor.
- Buenos días, siéntese por favor.
- Sin favor, vengo un poco cansado.
- Usted dirá qué le trae aquí.
- Los pies, única y exclusivamente, doctor, que no está el tráfico como para andar sacando el coche, a pesar de la caminata que me he dado.
- Empezamos bien. A ver, caballero, dígame su nombre y cual es el motivo de su consulta.
- Ah, perdone, me llamo Arturo.
- Arturo, y ¿no tiene usted apellidos?
- Sí, claro, lo que pasa es que no quisiera cansarle.
- Adelante, hombre que para eso estamos.
- No diga que no se lo advertí. Me llamo Arturo
- ¿Será usted, cuando menos, noble?.
- Más que noble, noblote, doctor, noblote. De buen fondo, como si dijéramos.
- Muy bien, y ¿tiene usted historia?.
- Uf, si yo le contara… uno ha vivido lo suyo, aunque así, a primera vista no lo parezca.
- Me refiero a si ha venido más veces a este Centro de Salud.
- Una vez al año, para pasar la I.T.V., ya sabe, a cierta edad hay que cuidarse o vigilarse los niveles de todo pero, hasta la fecha, parece que estoy hecho un chaval.
- Bien, y el motivo de su actual visita ¿Cuál es?.
- Pues verá usted, lo que me viene ocurriendo de un tiempo a esta parte es que, con bastante frecuencia, como que me duele el alma, y no se me pasa.
- El alma no existe, caballero. Lo que solemos identificar con el alma está todo en el cerebro, es orgánico. Todo es física y química y está ahí, en la sesera aunque no siempre la utilicemos como debiéramos.
- No me joda, con perdón, pues la cabeza no me duele ni siquiera una pizca, se lo aseguro.
- Pues, entonces, ¿qué síntomas padece que le lleven a pensar que le duele el alma?.
- Pues que me duele muy dentro, sin poder definir el lugar exacto, lo que sí puedo asegurarle es que es un dolor que viene de lo profundo, de lo más hondo de mi ser, porque, ¿ser si tengo, no?
- Y estar, porque ahora mismo, muy a mi pesar, está usted aquí.
- Eso creo. Esa sensación tengo al menos.
- Usted, seguramente, lo que está padeciendo es ansiedad.
- Pues yo no he sido nunca ansioso, por mis muertos que no, más bien todo lo contrario, desprendido es lo que es uno, que no tengo nada mío. Puede preguntar a mis amigos y en mi barrio si quiere.
- ¿Tiene usted algún problema personal, familiar o sentimental?.
- No, que va, si vivo como un cura, nunca mejor dicho porque vivo solo, no tengo familia y de lo de las relaciones sentimentales me retiré hace tiempo, que no quiero yo líos. Alguna canita al aire sin complicaciones y poco más que el cuerpo necesita una alegría de vez en cuando, ¿no cree?
- No sabría qué decirle. De todas formas voy a tener que derivarle…
- ¿Y eso es doloroso?
- …Derivarle a psiquiatría, buen hombre, que yo bien poco puedo hacer por usted.
- Cree usted que estoy loco, ¿verdad?.
- Y quién no, amigo mío, quién no.
DE PATRIOTAS Y ABERTZALES
Publicado en DEIA y recibido aquí a través de Xurxo, al que se lo agradezco enórmemente. No tiene desperdicio. Manu B. Rodríguez. Bilbao Abertzale-patriota |
CRÓNICAS RURALES.- Ópera maldita.
DE PERDONES
Sr. Ibarretxe, saque usted número y pregunte quién es la última o último.
MOHAMED COME
MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El presunto terrorista islamista Mohamed Mrabet, en prisión desde enero de 2006, ha abandonado la huelga de hambre que mantenía desde el pasado día 1 en la prisión del Puerto de Santa María (Cádiz), según comunicó hoy mismo el centro penitenciario al juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro.
ALLONS ENFANTS DE LA PATRIE
MENOS MAL QUE NOS QUEDA PORTUGAL
DIÁLOGO
CRÓNICAS RURALES.- DE "MORITOS" Y CAMISETAS
MÁS DE LO MISMO
Ibarretxe el "freaky" de
A ver si alguien pensaba que iba a guardar su Plan, su trabajito, su tesis doctoral y que no iba a aprovechar la mínima oportunidad para lucirlo.
No se apolilla el plan, no, que el alcanfor es bueno, el mismo alcanfor que mantiene viva una idea fascista, xenófoba, nacional-catolicista, burguesa y decimonónica.
Otra vez con el referéndum a cuestas. Una consulta ilegal por cualquier lado que se mire pero ya sabemos que a Ibarretxe se la refanfinfla
Uno de los objetivos claros es rapiñar cuantos votos pueda de los ilegalizados. Que menudo chollo tiene el PNV con lo de la ilegalización a pesar de que predican lo contrario, por salvar las formas.
Por otra parte, los populares siguen con el "disparo indirecto". Ibarretxe abre la boca, la culpa es del PSE. Somos objetivo del terrorismo islámico, pues hay que atacar al PSOE y a su política internacional.
En esto último reciben una respuesta de Pepiño más que previsible, pero lo verdaderamente preocupante es que, en una campaña electoral, está tomando un peligroso protagonismo el tema islamista, y eso no es muy recomendable sabiendo como se las gastan y el don de la oportunidad que tienen, sobre todo si se debate sobre ello, pudiendo provocar un "efecto llamada" más que trágico. No den ideas y sean responsables. Por favor.
EPÍSTOLA ABIERTA AL JEFE DEL ESTADO.
Majestad:
No será mi humilde persona quien le apee el tratamiento pues éste le corresponde por Ley y la Ley es la Ley.
En más de una ocasión, por razón de oficio más que de beneficio, os prometí, por mi conciencia y honor, lealtad así como guardar y hacer guardar la Constitución. Si bien siempre me confortó más la segunda parte de la promesa, me considero hombre de palabra y no seré yo quien la rompa, en lo que a lealtad se refiere, mientras ostentéis el cargo que ocupáis y no lo abandonéis por razones puramente biológicas o por voluntad propia o empujado por la voluntad popular.
Hoy, como bien sabreis, se conmemora la marcha de vuestro insigne abuelo Alfonso, del cual, sin duda, heredásteis la borbónica afición por el mujerío, aunque lo vuestro no haya trascendido y no seré yo quien trate de esos asuntos de bragueta. Ahora bien, vuestra real bragueta, en su uso formal, es más que decisiva en el futuro de los españoles pues de ella depende el futuro de la Jefatura del Estado y no me direis que es muy democrática una institución que depende exclusivamente de vuestra bragueta y de las de vuestros retoños y sus coyundas con presentadoras, brokers, deportistas, etc.
Los Reyes están muy bien en los libros de historia, en El Prado, y en las estatuas ecuestres, pero la Jefatura del Estado debe elegirla el pueblo, si es que éste es soberano.
No comparto, ni por asomo, las formas de llegar a la república de los franceses. La guillotina es tosca y falta de elegancia, propia de gabachos. Tampoco pediría el exilio para Vuesa Majestad pues no hay nada más triste que vivir alejado de la Patria. Incluso le dejaría el usufructo de La Zarzuela, mientras lo mantenga por qué no. Una pensión adecuada, para eso debe dirigirse a Caldera, que se le da el tema de maravilla. Pero su descendencia que busque un buen trabajo que ofertas no les van a faltar, sobre todo con la exquisita formación que les hemos pagado todos los españoles.
Sin otro particular, esperando que tome en consideración estas líneas, se despide atentamente,
Un republicano.
CRÓNICAS RURALES.- De cortes de cinta.
AL-ANDALUS Y LOS GRANOS DE DE MERA
MEME "Si fuera"
CRECER
BABEL
CRÓNICAS RURALES.- EL CAPITAL
SACRIFICIO
PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA
CRÓNICAS RURALES.- El Cabo Ramírez y la "Blogosfera"
A veces reflexionaba sobre ello y pensaba que para qué escribir si él era su único lector. Sentía que aquello suponía una especie de "onanismo" un tanto enfermizo.
Claro que le gustaría que le leyeran pero sabía, o creía, que nadie publicaría sus ripios de aficionado.
Con la llegada de internet, en la que fue autodidacta como la mayoría, comenzó a usar el Google y descubrió los blogs. En ellos, ciudadanos anónimos o no, publicaban sus reflexiones, sus creaciones, sus gustos y aficiones y llegaban a cierto número de gente.
Visitó blogs políticos, unos de derecha, otros de izquierda, otros críticos, otros más poéticos e intimistas, otros variados y satíricos y, como no, tambien dió con éste que escribe su biógrafo no autorizado, aunque tolerado a regañadientes. Se enganchó en sus ratos de ocio a ese tipo de navegación, pero como mero espectador. Nunca se atrevió a hacer un comentario. Su timidez innata y su precaución profesional se lo impedían.
Alguna vez se preguntó ¿Por qué yo no?. Siempre acababa negando, invadido por el sentido de responsabilidad, la prudencia y todas las otras mierdas que nos ponen límites hasta en lo más inofensivo, cosa que él mismo pensaba en muchas ocasiones en sus profundas crisis de identidad.
Una noche, serían las tres de la mañana, harto de dar vueltas en la cama, se levantó empapado en sudores fríos. La mirada perdida y el ánimo decidido. Se encaró a su portátil flamante con "wireless" y se encaró con el "Blogger".
Ahí empezó todo. Fue rellenando los formularios de rigor, manteniendo la discrección necesaria para mantenerse en cierto anonimato, y creó su blog. Como único dato identificativo su apellido: Ramírez, tan común que era imposible relacionarlo. Como título, tras dar muchas vueltas, optó por uno que uniera sus dos vertientes en la vida: La Espada y la Pluma, los versos que escribía en secreto unidos, incógnitamente, al charol de su tricornio, el cual portó, desde el principio de su carrera, con honra. "Versos de Charol", así se llamaría su obra electrónica.
Concluyó la configuración y editó su primera entrada. Cuando pulsó el botón "publicar" sintió una mezcla de emoción y miedo a lo desconocido que le hizo estremecerse. Cuatro versos suyos volaban en la red de redes, tan grandiosa y tan globalizada, mientras él, tan insignificante, en aquel insignificante pueblo, temía sentirse desbordado.
Volvió a la cama sin apagar siquiera el ordenador.
De momento puede despertarse con haber sido enlazado por el primer blogista que conoció y que igual no hubiera querido nunca conocer.
AUTOAYUDA
CRÓNICAS RURALES.- EL CRÍMEN DEL "REGRESADO"
Cuando lo vió en la puerta de su despacho, el Cabo Ramírez no daba crédito a sus ojos. Allí estaba, con la expresión ausente de siempre, Froilán “El Regresado”, con su raída gabardina gris, abundantemente salpicada de sangre. Llevaba en la mano un cuchillo de monte de treinta centímetros de hoja que, una vez cruzó la mirada con el agente, dio la vuelta empuñándolo por el acero y encarando la empuñadura de cuerna de ciervo hacia su interlocutor y tras apoyarla en el antebrazo izquierdo, con un gesto clásico de otras épocas dijo con voz serena y una leve y cortés inclinación de cabeza: “Me rindo y vengo a entregarme”. Aquellas eran las primeras palabras que nadie había oído, en muchos años, de boca de aquel hombre.
Aquél pueblo nunca tuvo “tonto” oficial. No se conoció, en lo que alcanzaba la memoria de los más ancianos, a nadie que respondiera al estereotipo de “tonto del pueblo”, ni a persona con la mínima deficiencia mental. Aquel pueblo tenía a Froilán, el cual, si bien tenía un comportamiento fuera de lo común, siempre fue respetado y querido y nunca nadie tuvo la osadía de considerarle “loco” o “tonto”.
Cuentan que, muy joven, a falta de trabajo y posibilidades económicas de sus padres para darle carrera, marchó de casa un buen día y se presentó a una oposición no se sabe concretamente cual, pero sí que era para una fuerza de seguridad. Tras aprobarla y pasar la correspondiente academia, parece ser que marchó voluntario al País Vasco en unos tiempos turbulentos en los que, casi a diario, se conocía la noticia de alguna muerte violenta.
Nadie, salvo tres o cuatro personalidades del lugar, entre las que se encontraba Ramírez, supo nunca qué le ocurrió concretamente durante su ausencia, el caso es que, cuando volvió a casa, ya no era el mismo.
Silencioso e impasible, salía de su casa bien de mañana, con la gabardina de siempre, hiciera frío o calor. Cuando se cruzaba con sus paisanos, éstos, le saludaban afectuosamente y él correspondía con una leve sonrisa de su casi impenetrable mirada. Se pasaba el día recorriendo el pueblo y sus inmediaciones a pié, en actitud vigilante. Cuando llegaba algún forastero, éste era sometido, sin percatarse en lo más mínimo, a un meticuloso y discreto seguimiento. El Cabo Ramírez, muchas veces lo observaba desde la ventana de su despacho hacer sus labores de contravigilancia y notaba como, sin cambiar el gesto, iba revisando con la mirada todos los bajos de los vehículos de la acera de enfrente. Cuando alguien sospechoso o de poco fiar aparecía por el pueblo, Ramírez solía enterarse primero por una pequeña nota que aparecía bajo la persiana de la ventana de su oficina con una precisa descripción física, hora de llegada, lugares frecuentados, modelo, color y matrícula de vehículo, etc. Froilán siempre acertaba, si el reseñado en sus misivas no traía malas intenciones, solía siempre contar con algún historial policial.
En otras ocasiones, a Ramírez le invadía la ternura cuando comprobaba como su colaborador interrumpía sus secretas labores cuando aparecía Rosita. Rosita era sin duda la mejor moza de la comarca, pero también la más desgraciada pues acabó casada con “El Zamarrón”. Este elemento se había hecho a sí mismo trabajando primero como albañil en el extranjero y, con lo ahorrado en esos años, montando una constructora que, no se sabe muy bien con qué artes, tenía la exclusividad en la mayoría de obras públicas y viviendas protegidas de
Era evidente que Froilán amaba a aquella mujer. Todas las noches Rosita, tras la cena, encontraba en la ventana una pequeña hoja de papel cuadriculado con unos versos que solía memorizar antes de hacerla desaparecer.
“Que mi alma huída
te acune en tus sueños,
ahuyentando miedos,
insuflando vida
y colores nuevos
a tu mar dormida.”
Aquellas rimas eran lo único que sacaban, tanto a Froilán, el autor, como a Rosita, de la rutina diaria impuesta, a uno por su trastorno, y a la otra por su dramática cotidianeidad.
Aquella madrugada “El Regresado” se disponía a dejar sus versos en la ventana de Rosita cuando escuchó los gritos del marido que, al parecer, debía de haber regresado borracho al domicilio.
- ¿Tu te crees que esto es cena para un trabajador?.
- Si hubieras venido a una hora normal no estaría fría.
- Mira, niña, no me contestes que estoy empezando a cabrearme y sabes lo que puede pasarte cuando yo me cabreo. Que, últimamente estás muy crecidita, mosquita muerta, que si no fuera por mí estarías por ahí tirada tú y toda tu familia de muertos de hambre.
- Muertos de hambre pero honrados…
- Rosita no me tientes que te estampo la cabeza contra la pared.
- Ya estoy harta Antonio. Como se te ocurra acercarte te denuncio a
- Con que esas tenemos, hija de puta. No te preocupes que no vas a tener que divorciarte, te lo voy a solucionar yo ahora mismo.- Dijo dirigiéndose a la vitrina en la que guardaba las escopetas, completamente desencajado y con los ojos inyectados en sangre.
En ese momento, un estruendo de cristales inundó aquel salón cuando Froilán atravesaba la ventana protegiéndose la cara embozado en la gabardina de la que, una vez aterrizó en el parqué, sacó el machete montero y con un rápido y certero giro de muñeca seccionó la yugular del “Zamarrón”. Éste, mientras su cuello regaba de sangre, con intermitentes aspersiones, toda la sala y sus ocupantes, emitía una especie de alarido similar a los gruñidos del cerdo en San Martín, cayendo al suelo tras varios giros en círculo y, entre estertores y ronquidos inhumanos, fue apagándose sobre la alfombra, con los ojos abiertos y chapoteando en un creciente charco rojo.
Froilán, con el machete oculto por su antebrazo, miró a Rosita con una leve y tierna sonrisa de ojos y salió por donde había entrado. Antes de dirigirse al Cuartelillo tuvo tiempo de redactar la última nota que dejó en el lugar habitual.
Pasados unos días, cuando el pueblo se estaba intentando recuperar de la conmoción y de la invasión de periodistas, Rosita se dispuso a recoger sus cosas de la casa solariega que el difunto había convertido en una especie de museo de los horrores. Algo le dijo que debía volver a la ventana de los poéticos mensajes y así lo hizo. Allí estaba el pequeño papel cuadriculado pero, esta vez, ligeramente manchado de sangre, como una firma sagrada.
“Ahora liviana vuela
que será tu vuelo
el que engalane el cielo
de mi escondida celda”
Nadie más supo en el pueblo de Rosita. Ni de Froilán y su cautiverio terapéutico, salvo Ramírez que, cuando se asomaba a la ventana, sonreía con los ojos encharcados, buscando sospechosos.