CLÁSICOS

Hubo un tiempo, no muy lejano, en que clásico era Homero, o Shakespeare, o Cervantes, o Calderón o Lope de Vega.
Clásico era Rossini, Puccini, Beethoven, Wagner, Chopin, Falla.
El tiempo pasa y el cine, con Casablanca, Lawrence de Arabia, La Diligencia, etc., tuvo sus clásicos también.
Ahora, que todo va tan deprisa, si se habla de clásicos se habla del Madrid-Barça.
Así, ventajas de la modernidad, este año tendremos como cuatro clásicos o algo así, según dicen.
Y llegará el día en que clásico se considerará al Tómbola, al Sálvame y a otras joyas de la cultura popular del momento, Belén Esteban incluída, clásico de la cirujía cubista, My Fair Lady sin solución ni absolución posible.
Clásico se considerará la retransmisión de un juicio a un juez, una negociación con una banda terrorista, una recalificación provechosa o un debate parlamentario de literatura pobre e inquina soez.
Ya es un clásico la transición en este país de imposible mutación a la ética y el desarrollo.
Sólo mantenemos como vigente un mito clásico, Caín el asesino corroído por la envidia y Abel, el mezquino heredero adulador y oportunista.

CARTA DE DESPEDIDA A UN PRESIDENTE

Se va, lo deja, no repite.
Llegó, vio y venció.
Gobernó, mandó, mandó mucho.
Intentó aplicar su ideario y se quedó en las formas. En los gestos, no siempre apropiados y muchas veces extemporáneos.
En regalos mensuales universales a retirar en cuanto fue mal lo que nunca iba a ir mal, creando ficticios empleos, a pagar por ayuntamientos sin un real, levantando y poniendo aceras. 
Refundando el idioma en la memez, el Estado con estatutos imposibles y financiaciones a la carta del hemiciclo conveniente.
Buscando, sin duda lleno de buena intención, la paz definitiva en un conflicto mal llevado, con negociación cándida y chapucera. Una vez desengañado volvió a la receta eficaz, antibiótico de uniforme y toga y política pragmática contra el enemigo.
Socialista capitalizado por los mercados y las derechas germánicas y de ultramar, recortó todo lo recortable, y lo que te rondaré morena.
Le dieron leña, la que merecía y la que no merece nadie pero sabía a quién tenía enfrente, a la derecha intereconómica  con un líder que no es.
Váyate bien, protolíder al que voté de forma subsidiaria, o en negativo. Descansa que no descansaremos porque a muchos no nos queda ilusión sufragista alguna, viendo el panorama, el que había contigo y el que habrá sin tí.