YA ESTÁ BIEN

Tanto pánico pasé en la infancia cada vez que sabía que la cerradura iba a sonar a deshora. 

Tanto soñé con apuñalar a mi propio padre con tal de acabar con el infierno. 

Tanto se dudó en una comisaría de lo que estaba ocurriendo. 

Tanto agradecí ver a una patrulla llevarse al monstruo que me sentí protegido, yo y toda mi familia, sobre todo mi pobre madre, ante la que por fin me interpuse  aquella tarde llevándome un puñetazo que me hizo volar varios metros. 

Y al final aquella pesadilla me hizo ser policía, y en mi carrera intenté hacer lo posible contra tal lacra. 

Que ahora vengan los jinetes del Apocalipsis a dar lecciones me revuelve las tripas. 

Me dan arcadas vuestras cojonadas de hijos de puta, ahítos de gomina y agua bendita. 

Las mujeres siguen muriendo, mierdas de los huevos, a manos de gente como vosotros, con vuestro talante macho, marido omnipotente y padre a ratos. 

Justificadores de manadas y apologetas de la jauría  justiciera si es vuestra hija la que sucumbe en un portal.