EL DÍA DE LA MARMOTA, OTRA VEZ


Ya en abril del 2007 escribí un post titulado "EL DÍA DE LA MARMOTA".
En él me refería a la película, titulada "Atrapado en el tiempo" en español, en la que Bill Murray se veía atrapado en el mismo día, en un demencial bucle temporal, durante una larga temporada en la que despertaba en la misma fecha y se sucedían los mismos sucesos.
Bien, anoche, la televisión del Principado de Asturias, experta en reposiciones, repuso la película y volví a verla.
Y es que, de un tiempo a esta parte, uno andaba anclado en un bucle similar y los días se repetían.
En la película, el protagonista, completamente desesperado, llegó a suicidarse repetidamente para volver a despertar con la misma canción de Bob Dylan en el "Día de la marmota", pero, transcurrido un tiempo, consiguió aprovechar las circunstancias para conseguir dar un giro a su vida, momento en el que consiguió salir de la trampa temporal.
Eso mismo hice yo, dar un giro radical a mi vida que provocó que saliera de aquella celda en el tiempo en la que estabamos presos, yo y mis circunstancias.
Pero ayer me dí cuenta de que vuelvo a despertar en el mismo día, veo el mismo montón de ropa, que ordeno mínimamente y que, al día siguiente, vuelve a ser prácticamente el mismo.
Con el ligero desorden de la casa ocurre igual, por más que pongo el lavavajillas, friego y coloco, al día siguiente, el caos doméstico vuelve a acosarme.
No despierto con el mismo tema de Bob Dylan pero si lo hago con un politono de R2d2 que, como no soy C3po, no entiendo pero supongo que significa despierta gandúl que yá es hora.
Oigo y veo las mismas noticias, o similares, no me sean extremistas, repitiéndose las mismas caras en las pantallas televisivas soltando el mismo género de estupideces que el día anterior.
Y mi vida sigue ahí, encaprichada en dejarme colgado de una fecha, en tanto no consiga, como Bill Murray, reconducirme hacia un nuevo horizonte que aún se ve lejano.
Haré lo posible por salir del bucle pero quizá, y digo quizá, el tiempo no sea más que eso, una misma hoja de calendario a la que nosotros le cambiamos el número.

CONSEJOS PEDAGÓGICOS PARA LOS PADRES DE POZUELO

Más alto se puede decir, aunque sea difícil, pero más claro no.
A ver si aprenden los papás de los niños pijos de Pozuelo en vez de quejarse del castigo impuesto por un juez. Porque, si no se han percatado, ahora son los jueces los que educan a los zagales revoltosos y, cuando se pasan, les prohíben salir los fines de semana porque, claro está, los padres y las madres no están para castigar ni para prohibir a la pobre juventud del Lacoste y la litrona a base de Cardhu.

VALENCIA

Qué gran tierra Valencia. Valencia, donde culminó el Cid su leyenda, tierra de fallas, de pólvora, de música en cada esquina, de moros y cristianos. La tierra que nos dio a Sorolla y la luz mediterránea, la tierra de Blasco Ibáñez con sus cañas, con sus barros, con sus barracas y sus chiringuitos. La tierra, como no, de García  Berlanga, maestro del cine y creador de obras como Plácido, El Verdugo, Calabuch, La Escopeta Nacional, Todos a la cárcel.
Cuánto hubiera dado el cineasta por haber rodado el acto popular del pasado miércoles. Vi poco las imágenes pero recuerdo a una señora muy rara al lado de Barberá, una comilona, a un Camps destrajeado hecho un basilisco arengando a las masas como un predicador presbiteriano, un ninot animado a punto de la autocombustión y a un patriarca barbudo dando el beneplácito a sus discípulos más aventajados, los que tanto tuvieron que ver en que siguiera al frente de eso que se denomina "centro-derecha", en resumen, una escena coral, de esas que tanto gustan a Berlanga, con sus toques de tipicismo y topicazo.
No se merece Valencia este bochorno, ni España tener ésto como alternativa a las geniales improvisaciones de Zp que de un tiempo a esta parte anda algo místico.
En estos días, me quedo con la seriedad y la coherencia de Cayo Lara, qué quieren que les diga.

DE ALERGIAS

Hoy fui al alergólogo. No, no se trata de alergias juveniles a los polvos, pólenes, gramíneas, ni nada que se le parezca.
El caso es que el pasado mes de Julio, en el primer día de las vacaciones, uno se dispuso a tomar la medicación prescrita por el estomatólogo, ese médico que, por desgracia para mí, se ha convertido en uno más de la familia.
Y es que uno, por el abuso compulsivo del Ducados, sumado a cierta dejadez a la hora de hacer revisiones periódicas de la piñata, tiene la misma en proceso de restauración y el citado médico se está ensañando conmigo al estilo de ese chico vasco del norte de Europa que nos monta estanterías por televisión. Y es que tira de taladro y llave de carraca y ya tengo más titanio en las quijadas que el mismísimo Gugenheim.
Y entre ferralla y ferralla, la materia prima original va rindiéndose ante la evidencia y, de vez en cuando, me regala una de esas molestias tan simpáticas que sólo se arreglan a base de tenaza, para luego reponer el desaguisado con bricolaje.
Y es que mi dentista es de  Bilbao, sí, del mismo Bilbao, y del Atlhetic, aunque tiene un apellido gallego "Pazos", como el de Meirás, y otro italiano "Copolla", sí, como Francis Ford y, será por eso que cuando entro  en su consulta me llevo las manos a la cabeza y susurro: "El Horror" y, cuando gentilmente empieza a insertarme sus jeringas anestesiantes por el paladar suele decirme, o a mí me parece oirle, "No es nada personal, son negocios". Y tanto que son negocios que, calvarios aparte, me está saliendo que ni el sobrecoste del Puerto de Gijón.
Bueno, pues toda esta masacre precisa medicación y entre ellas se encuentra el Ibuprofeno, que rima con Nepomuceno, mire usted por donde, y los antibióticos.
Y en esas estábamos, retomando lo del inicio de mis vacaciones, que, tras tomar sendas dosis de antiinflamatorio y amoxiciclina, pasé una noche de perros y amanecí con la cara como un pan y los brazos llenos de ronchas e inflamados.
Como estaba claro que iban a ir por ahí los tiros pues no volví a tomarlos a la espera de la analítica, y a ahí andamos.
Toda la vida tomando esas porquerías y ahora el cuerpo, que es sabio aunque imperfecto, ha dicho basta.
Y es que los organismos, cuando, por su propio bien, o eso dicen, son machacados con los mismos remedios  chapuceros pues al final reaccionan y se rebelan.
Y apliquen esto a todos los remedios chapuceros a los males que quieran y a los organismos que les plazca.
La reacción alérgica puede surgir de la noche a la mañana.