EN FUNCIONES.

Pues... mire usted, yo sólo le diré que soy el presidente del partido más votado por los españoles. Y los españoles son muy españoles y mucho españoles, por lo que debería gobernar un servidor, pues eso es lo que han dicho los ciudadanos. Y, como todo el mundo sabe, los ciudadanos son al alcalde y el alcalde a los ciudadanos.
Y me dice usted que por qué no presento mi candidatura a la investidura, pues porque, qué quiere que le diga, ir "pa ná".
A mí, personalmente, que pacten Ciudadanos y PSOE, pues mire usted, me deja bastante frío, como casi todo en esta vida, aunque asistir a este espectáculo no sea plato de gusto, por mucho que un plato sea un plato y un vaso sea un vaso.
Estas cosas vienen, así, como el agua que cae del cielo sin que se sepa exactamente por qué.
Sobre hacer cambios en mi partido, pues... déjeme que le diga una cosa. No hace tanto hicimos reformas y no vea usted la de problemas que nos está trayendo la dichosa obrita.
Somos el gobierno que más ha hecho por la corrupción, digo, contra la corrupción. Mire usted el número de detenidos en las últimas fechas, a las cifras me remito.
A la Señora Barberá la llamé por teléfono y me dijo que era inocente y, mire usted, eso fue lo que me dijo.
De PODEMOS no voy a hablar, como usted comprenderá, porque, como todo el mundo sabe, la cerámica de Talavera no es cosa menor, dicho de otra manera, es cosa mayor.

Infancia robada.

Aun recuerdo los terrores por los castigos eternos, la humillante confesión, 
de los infantiles errores, ante un sátrapa encajonado que te absuelve y te condena
al arrepentimiento continuo.
El superhéroe cautivo, torturado, ensangrentado, porque su padre lo quiso,
para salvarnos de pecados que nunca cometimos.
Comer su cuerpo en obleas que un mago transformaba con un gesto.
Terrible fábula, sin hadas ni lobos, que había que asumir porque sí.
Recuerdo rezar, rezar mucho, para evitar los terrores cotidianos que, si no se consumaban, había que agradecer y, si, como casi siempre, se cumplían, había que asumir resignado como la voluntad de un dios psicópata.
Sentirte culpable por lo que te pasaba.
Eso nos hicieron y se sigue tolerando. Y nadie paga por ello. Nadie, nunca, nos indemnizará por las secuelas.