PROPAGANDA

 Está claro que ellos siguen en lo que les importa, en la propaganda, y que les damos igual. Que si fulanito no me invita a esto, que si yo invito pero no vienen,  que me cobres esta ronda de pandemia, que convoco abucheadores y palmeros, que la bandera en la máscara, en el paraguas, en el alumbrado navideño, porque no somos lo que somos sino que lo somos nosotros y vosotros no, que sois los enemigos de lo que somos todos. 

Pero es que los enemigos de lo que somos todos dicen que son ellos los que mandan y los que mandan dicen que encantados de estar en un gobierno al que, de vez en cuando, hay que cruzar un contenedor ardiendo en el pasillo de Moncloa por aquello de la estética y la ética pretendida. 

Y es entonces cuando todo vuelve a ser ETA, cuando la libertad es privilegio financiado con lo público, cuando en las fronteras hay que hacer el trabajo sucio de Europa queriendo aportar pancarta. 

Y la Navidad y el almendro y el alumbrado de los ataúdes diarios y los rostros de la gente que es gente, tras la mascarilla, los ojos atrincherados que te miran atónitos desde un qué sé yo.

EL MALDITO CAPITALISMO

 Uno, que se consideró siempre progresista en lo ideológico, aunque igual no, yo que sé, que en estas cosas suele ser la gente de fuera la que sabe más de uno que uno mismo, pues va un día, y, como quien no quiere la cosa y como llega tarde a toda modernidad, hace una compra por internet. Como es desconfiado de propio, pues lo hace en una plataforma que parece ofrecer cierta fiabilidad y todavía no se había convertido, por lo que uno pudo ver luego, en un monstruo enemigo de las clases desvaforecidas. 

El caso es que uno compra y obtiene lo comprado. Hasta ahí como en el comercio como Dios manda, el de toda la vida, el cercano y "solidario" ¿o no? 

Pero uno va sucumbiendo porque le gustan las cosas raras  y sigue comprando tonterías. Consumismo friki y colaboracionista y obtiene un buen servicio. Es más, cuando algo sale mal se le resuelve de manera casi instantánea con devolución en metálico y sin cheques regalo. Qué cosas.

Miren ustedes si será ladino el monstruo que te ofrece un día que con una suscripción anual, aparte de darte tu producto por tu compra, te lo dan al día siguiente con envío gratis  y a muy buenos precios en la mayoría de los casos. Joder, vaya mierda. 

No conformándose con eso, van y te dan una plataforma de cine y series en streaming de calidad, muchas de producción propia. Un servicio musical análogo que, para el que no consume por narices las últimas novedades, ni por narices ni por asomo, le es más que satisfactoria para sus necesidades y gustos. 

Pero no piensen que se iban a limitar a eso para hacerme sucumbir. El Satán de los algoritmos sabe como hacerlo. 

El que suscribe, adicto a las aficiones; perversión capitalista, supongo, hizo muchas fotos con pretensiones, como la mayoría de los fotógrafos aficionados, y tiene varios discos duros con archivos de mucho peso en megas pero poco en artístico. Archivos que quiere conservar, no se sabe nunca muy bien por qué. Bueno, pues el gigante devora sociedades le regala espacio ilimitado para sus archivos gráficos, archivos que le devuelve si quiere hasta clasificados por caras y lugares. 

Y aquí estoy, llorando como una magdalena, en una crisis ideológica y de conciencia de la que no se sabe muy bien como voy a salir tras haber descubierto de que estoy rozando lo criminal con tan vil colaboracionismo.

Ruego que no se ofrezca nadie a ayudarme con sus poderosos argumentos. Bien lo agradezco pero quiero ser yo mismo el que encuentre la redención por sus medios.

EL TENIENTE ZIG-ZAG.

Pedro Sánchez es un genio. Eso es indudable. Un superviviente maestro en caminar sobre las aguas, todas tempestuosas y levitar sobre nuestras cabezas en glorioso advenimiento. 
Especialista en el zig-zag, como un jefe de pelotón en una batalla en la que hay que avanzar irremisiblemente, y que opta por los desplazamientos en zig-zag como básico método para adelantar posiciones y minimizar las bajas. El enemigo, mientras decide a qué lado disparar, pierde un tiempo precioso en ubicar el objetivo. 
En un parlamento imposible pero legítimo, Sánchez se invistió y se sostiene, ahora de una forma increíblemente sólida, con apoyos insospechados, sobre todo desde el centro derecha. 
Las maniobras de distracción sobre Bildu, como si Bildu ya no estuviera desde el comienzo de la moción de censura a Rajoy, son las agarraderas que le quedan a la oposición para intentar ser eso, oposición, que difícilmente se puede ejercer con los vecinos de bancada a los que bien se tragó pero que al final, se pudo demostrar, no se puede ir con ellos ni al club de campo. 
Estamos en un país asolado por la pandemia pero con un Presidente increíblemente impoluto que, como James Bond, no se despeina ni en las escenas de acción, y un Vicepresidente que posturea y carga las tintas en el "lado rojo" de la cama en una estrategia que, si bien puede agradar más o menos, le está funcionando tanto a él, como al mismo Sánchez que sigue de puntillas en lo espinoso. Pablo Iglesias ejerce de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez es el Teniente Zig-Zag. 
Ahora hagan su trabajo, por favor.