EL TENIENTE ZIG-ZAG.

Pedro Sánchez es un genio. Eso es indudable. Un superviviente maestro en caminar sobre las aguas, todas tempestuosas y levitar sobre nuestras cabezas en glorioso advenimiento. 
Especialista en el zig-zag, como un jefe de pelotón en una batalla en la que hay que avanzar irremisiblemente, y que opta por los desplazamientos en zig-zag como básico método para adelantar posiciones y minimizar las bajas. El enemigo, mientras decide a qué lado disparar, pierde un tiempo precioso en ubicar el objetivo. 
En un parlamento imposible pero legítimo, Sánchez se invistió y se sostiene, ahora de una forma increíblemente sólida, con apoyos insospechados, sobre todo desde el centro derecha. 
Las maniobras de distracción sobre Bildu, como si Bildu ya no estuviera desde el comienzo de la moción de censura a Rajoy, son las agarraderas que le quedan a la oposición para intentar ser eso, oposición, que difícilmente se puede ejercer con los vecinos de bancada a los que bien se tragó pero que al final, se pudo demostrar, no se puede ir con ellos ni al club de campo. 
Estamos en un país asolado por la pandemia pero con un Presidente increíblemente impoluto que, como James Bond, no se despeina ni en las escenas de acción, y un Vicepresidente que posturea y carga las tintas en el "lado rojo" de la cama en una estrategia que, si bien puede agradar más o menos, le está funcionando tanto a él, como al mismo Sánchez que sigue de puntillas en lo espinoso. Pablo Iglesias ejerce de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez es el Teniente Zig-Zag. 
Ahora hagan su trabajo, por favor. 

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