PEREZOSO ANÁLISIS DE LA DEBACLE

Me daba pereza, mucha pereza, escribir alguna de mis divagaciones sobre los resultados electorales. Creo que estará todo dicho y escrito y por gente mucho más sesuda y preparada que un servidor.
En el plano nacional está más que claro que el partido gobernante se ha llevado más castigo del esperado.
Ha habido deshaucio masivo y contundente y los pilares de la socialdemocracia española están más tocados que las columnas de Fukushima. Los núcleos de los reactores también y alguien tendrá que ir a inmolarse para evitar una catástrofe mayor.
El pueblo ha dicho basta y, aunque esté equivocado, es el que manda y, en el caso de que esté errado en su decisión quizá sea porque nadie le mostró la luz. La luz zapateril, una luz de flash que a veces ciega pero al final te deja frío, vale solo para la foto, el instante y tras el destello vuelve la oscuridad del tunel en el que nos han metido.
Y la culpa será de los mercados pero, si tenemos que reconocer y asumir sin ambages que quién manda es el mercado, si el objetivo es satisfacer a los especuladores para que no nos lleven a la quiebra, ¿para qué se necesita una socialdemocracia que acabará aplicando las políticas neoliberales?. Pues eso, que el pueblo acaba votando a quién aplicará esas políticas sin necesidad de estar disculpándose o camuflándolas con maquillajes pseudosociales.
Y lo dice Patxi López, el qué antes que el quién. Y lo dicen los indignados de las plazas, la política tiene que transformarse en servicio en vez de en oligarquía que trabaja con el único objetivo de ganar elecciones y no perder poltronas.
Ideología, ideología aplicable y practicable por encima de carismas y márketing electoral.
Viene bien el revolcón, acerca a la realidad y obliga a plantearse otra forma de hacer las cosas.
Las siglas yá no son dogma y tradición y la gente vota o se agarra a lo que considera tabla para no ahogarse.
En Mieres, en las municipales, gentes de derechas y de izquierdas han votado a una persona como alcalde y a otra organización opuesta para el Principado. Gentes un poco cansadas de ciertas formas de hacer las cosas, de décadas de régimen instituído, de apellidos repetidos en empleos públicos o subvencionados con fondos europeos, muchos de ellos con temprana prejubilación asegurada. Y claro que no todo el mundo es igual y doy fé de que abunda la gente honrada, pero cuando se perpetúa un sistema acaba aflorando el moho en las alfombras y la carcoma por las estanterías.
Y el voto de derechas suele ser fiel, aunque en Mieres no tanto, pero el de izquierdas, y no me refiero a los militantes, es más propenso a la abstención o al castigo ejemplar. Los de izquierdas somos más sentidos y resentidos, qué le vamos a hacer, y quizá más exigentes para algunas cosas.
Aníbal ha ganado en una lista de Izquierda Unida pero creo, y como yo mucha gente, que si hubiera ido como independiente igual hasta sacaba una mayoría más aplastante, tal y como ha ocurrido con el invento de Cascos, unas siglas a su medida, iniciales incluídas, que ha supuesto una bofetada para la acomodada derecha asturiana, encantada de ser oposición y dar ruedas de prensa.
Porque la gente yá no respeta las siglas de sus abuelos, la gente es transversal, como se dice ahora, y si no lo haces bien pues o no voto o voto al otro, a ver qué tal.
Los que han perdido tienen que espabilar, borrar ciertas caras de velatorio que se ven por ahí, que no se ha muerto nadie por perder unas elecciones, y trabajar para cambiar las cosas, primero dentro y luego en la sociedad a la que se desea servir, no servirse.


1 comentario :

Guti dijo...

Amén.

Ya me gustaría pensar y escribir siempre desde una pereza tan productiva como la suya.