RECTIFICAR ES DE SABIOS

Uno no es tan listo como pudiera parecer a algunos ni tan gilipollas como les pudiera parecer a otros. Uno se considera normal, de la media, pero sí debe, a veces, reconocer algunas carencias.
Incauto, confiado, crédulo de la palabra de alguien que te mira a los ojos, y claro, cuando te das cuenta de que te la han calcado, te jode enormemente.
Si encima el que te la calca pretende hacerte creer que te está muy agradecido por cierta defensa que hiciste de su persona y su profesionalidad, todo ésto en un medio de comunicación, pues te escuece dos veces más.
Porque tuvo la osadía de citarme para mostrar su agradecimiento cuando, ahora lo entiendo, su objetivo no era otro que indagar sobre la información que yo pudiera tener sobre ciertas actividades y otros individuos de parecida ralea.
El colmo es cuando compruebas que el individuo, falso, hipócrita, cínico, es uno de los responsables de una campaña indigna contra tu persona a través de una página de una red social, incurriendo en varios delitos de injurias y calumnias. El contenido delictivo fue prudentemente retirado pero nadie se disculpó siquiera por tamaño desaguisado y aun se pretende que uno ponga buena cara cuando se cruza por la calle con según qué gente. Es más, a la mínima oportunidad se insiste y se persiste en la sutil alusión, en el comentario jocoso e irónico, en la imbecilidad más que nada.
Pero dejemos de lado sucesos del pasado y retomemos lo que en realidad importa.
No voy a retractarme del total de lo manifestado en aquella tertulia radiofónica, mantengo que en la relación profesional, en la calle, siempre que había un problema o una situación especialmente conflictiva, allí estaba, cumpliendo con su deber, por otra parte. Ahora bien, ha demostrado que, al menos a nivel personal, no merece un ápice de confianza.
No quiero guerras con nadie pero cuando se me busca se me encuentra, y lo digo por alguien que en las últimas fechas estaba muy interesado en enterarse en qué portal entraba.
Por mi parte doy por zanjado el tema. Olvídense de éste "aspirante a poeta", como algunos dicen, y carguen las tintas contra otros, que tienen campo bastante, tal y como demuestran, para no dejar títere con cabeza aunque a veces tengan que recibir de la misma medicina.
Sigan su camino que yo seguiré el mío.
Si alguien quiere decir algo al respecto, o aclarar cualquier duda, ya sabe dónde encontrarme. Yo no me escondo, ni aquí ni en ningún sitio. 

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Don Filo, que tenga Ud y todos los suyos el mejor 2014 de todos los posibles.

Mantengámonos en la esperanza de que ahora que se ve la luz al final del túnel, no nos la corten por impago.

Felices fiestas.

Un Oyente de Federico

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Igualmente, Don Oyente. Gracias por su fidelidad. Un abrazo.