CASINO

- Hombre, Leandro, cuánto tiempo sin verte por estos pagos. ¿Enfermaste o algo?.
- No, Álvaro, no, simplemente ausencia.
- ¿Qué fuiste, a ver a la familia de la capital?.
- No, Álvaro, no, la ausencia no tiene por qué ser física, ausencia social, Álvaro, que me encerré en casa conmigo mismo.
- Coño, compañero, a tí te pasa algo. Eso no es bueno, alma de cántaro, ¿no me andarás deprimido o algo de eso?. Desde que enviudaste cambiaste, pero no pensé yo que te ibas a volver un ermitaño.
- A ver, rompehuevos...
- Coño, no faltes...
- No es faltar, Alvarito, que siempre fuiste un rompehuevos y un cansino "redomao", que corregías al cura en misa, de monaguillo, y no callabas hasta que te aventaba una colleja.
- Bueno, bueno, tampoco es menester andar escarbando en las anécdotas pasadas.
- Coño, ¿Te he "preguntao" yo algo?. Yo he venido a tomar un café y, antes de pedirlo, ya me estabas interrogando. Que te pareces al Cabo Menéndez...
- Que Dios tenga en su Gloria.
- Con tal de que no vuelva que lo tenga, Dios o el Cristo que lo fundó, donde quiera que sea, que bastante daño hizo antes de muerto como para que lo haga también después de espicharla.
- Tú siempre fuiste muy rojo, ¿eh?, Leandro el bolchevique, te llamaba el personal, en voz baja, claro, que con ciertas cosas no se podía bromear.
- Tonterías que tiene la gente ignorante y zafia de este pueblo ruín. Yo ni fui rojo ni "atornasolao", que sabes tú que no soy de colores, ni de carnés ni cofradías, Álvaro, lo que pasa es que a mí las injusticias me sublevan y tengo muy mal callar, lo cual me trajo no pocos disgustos, pero bueno.
- Vale, anda, pero al grano, ¿a qué se debió la clausura?.
- A que de vez en cuando tiene uno que alejarse de la red social.
- Ah, el "fisbuk" ese...
- No, acémila, sabes que yo no uso eso. A ver si resulta que red social sólo es enchufarse a un aparato con una pantalla y enseñar fotos hasta de la raja del culo. Red social es la plaza de este puñetero pueblo, este casino, la taberna de Cosme, y el resto de mentideros que hay por todas las esquinas. Que aquí no hace falta fibra óptica de esa para que corran las noticias y los chismorreos como los relámpagos. Que uno, sobre todo cuando va teniendo una edad, tiene a veces que apartarse del rebaño, refugiarse en su castillo y pensar...
- ¿En qué?
- En lo que sea, en todo, en lo pasado y en lo porvenir, en preguntarse qué coño pinta uno aquí y qué pinta el resto de la parroquia.
- Válgame la Virgen de las Angustias, tú estás mal, me tienes "preocupao".
- Déjate de vírgenes y de hostias.
- ¿No ves como eres un rojazo?. Un descreído y un hereje, que siempre fuiste muy despegao de las capillas.
- Y qué coño tendrá eso que ver con la política, "desustanciao", que eres un "desustanciao".
- Bueno, bueno, que me vienes intratable hoy, ¿al final te sirvió de algo la clausura?. ¿Viste la luz o lo que cojones estuvieras buscando?.
- Qué voy a ver, pero al menos descansé de destripaterrones y tuercebotas. Me relajó la soledad.
- Pues quién lo diría. No has echo más que faltar desde que has "llegao". Bueno, anda, que hace tiempo que no te veo y echo de menos tus parrafadas de filósofo de pueblo. ¿Has visto al chaval ese de la cola de caballo que andaba por las televisiones y ahora tiene a toda la "casta" "acojoná", no vaya a ser que les levante las poltronas?. ¿Ese es de tu cuerda, eh, un rojazo del demonio?.
- Yo no tengo cuerda alguna, que a mí consiguieron amarrarme muy pocos, Alvarito. Algo he visto y leído por ahí y, bueno, qué quieres que te diga, si los "apoltronaos", los caciques y los mangantes aprietan el culo, es buena señal. Que ya está bien de hacernos bobos y darnos por el culo un día sí y el otro también y encima tener que poner buena cara. De todas formas no acabo de creerme nada, mucho estribillo para poca estrofa, es lo que veo de momento. Un estribillo nuevo, pegadizo, algo más elaborado que el del resto pero, ya te digo, de momento, tampoco me acaba de vender el mulo.
- ¿Y el nuevo jefe de los socialistas, qué, qué me dices del figurín?.
- Pues eso, que parece un locutor de telediario. Que para vender seguros muy bien, como el Matías Prats, pero como ahora se trata de eso, de vender. Todo es mercado, amigo mío.
- Joder, Leandro, ¿no te habrás hecho del PP?.
- No me jodas, aunque bueno, al final van a ser los más sinceros hasta mintiendo. Éstos están en su salsa, es su sistema, y no se andan con remordimientos ni se la cogen con papel de fumar como esta izquierda tan tonta que tenemos aquí. A la derecha se la suda. Que los pillan robando, un par de ellos a la cárcel y a seguir; que aumenta el paro, pues a joder más al obrero  sin anestesia y a regalarle esclavos a los empresarios. Pero eso pasa aquí, que aquí la derecha fue más de caciqueo y sacristía que de empresa y capital bien "entendío". Que el empresario tiene que querer ganar dinero pero no tan rápido ni a costa de los presupuestos del Estado ni de explotar a los trabajadores con la bendición del Gobierno. Pero para eso tiene que haber unos sindicatos decentes y no unos zampabollos, y que el pueblo esté más "cultivao" en vez estar todo el día viendo programitas de jodiendas y cuernos, que de eso ya estamos bien servidos, para no tragarse todos los timos de la estampita que nos hacen estos politicuchos de tres al cuarto.
- ¿Y la monarquía qué, como hace tanto que no te veo, no me negarás que tienen un poco más de "lustre"?
- Pues que se perpetuará esa lacra en tanto tengamos los republicanos que tenemos, que parecen reivindicar más la Segunda que la Tercera, claro, y eso acojona al personal viendo en lo que acabó todo. La cultura, Alvarito, la cultura es la clave. Nos quieren mastuerzos, aullando en los campos de fútbol, en vez de ser un pueblo formado y con criterio. La hoz y el martillo estuvieron bien en el XIX, y gracias a eso no nos devoraron los capitalistas, pero estamos en otro mundo, completamente distinto, todo va muy rápido como para andar haciendo "flashback" al muro de Berlín. Como si aquello hubiera sido el paraíso del obrero. Aquí llevamos camisetas del Ché pero todos queremos un Audi a poco que mejoramos.
- Ese es mi Leandro, venga, te invito a un café.
- Mejor un sol y sombra, que me has encendido, Álvaro, que me has encendido, y mucho.


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