SABEDORES Y SABEDORAS

Suele pasar que aquí sabemos de todo, sobre todo de las profesiones ajenas. Todos llevamos dentro un árbitro de fútbol, un capataz de obra o incluso un ingeniero.
Todos sabemos lo mal que lo hacen los demás en lo suyo, que no es lo nuestro, pero que a nadie se le ocurra hablar de lo que sabemos por formación y  experiencia que entonces bien que saltamos a poner a cada cuál en su sitio.
En el trabajo que desempeñé pasa mucho. Si pones un cordón policial porque hay un incendio o siniestro e intentas salvaguardar la integridad física del que intenta sobrepasarlo, siempre oirás: “Es que tengo que pasar por ahí”, “Hay que ver como sois” y cosas por el estilo.
Qué decir cuando tienes que reducir a alguien violento. De acordarse de nuestros progenitores para arriba, como si uno saliera de casa con el afán de dar y recibir hostias.
Luego está el “si me dejaran a mí...”
Y digo esto porque nunca se me ocurrió decir a un cirujano: “mejor cortaba usted por aquí”. Tampoco le dije nunca a un profesional sanitario como poner una vía aunque se me hicieron verdaderas escabechinas. Mucho menos a un albañil que la plomada estaba mal puesta aunque el muro acabara colapsando. Bueno, cuando colapsaba sí decía, antes no.
Dicho lo dicho, las lógicas de cada uno pueden a veces no coincidir con la de los profesionales que ejercen lo suyo y no por eso significar que está mal hecho.
Hecho este comentario, no se prive nadie de criticar al prójimo, sobre todo a las profesiones e instituciones públicas, que para eso gozamos de libertad de expresión, y equivocarse en el juicio es legítimo.

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