ESTRÉS

Un servidor de ustedes, hace ya algún tiempo, eligió una profesión de las que se consideran específicamente estresante. La verdad es que, dependiendo del lugar y el momento, lo puede ser bastante.
El Bilbao de finales de los ochenta podría considerarse un lugar propiciador para ese estrés pues, actividad profesional intensa más la posibilidad de que a uno lo fumiguen cualquier mañana al salir de casa, no es precisamente lo más adecuado para el relax y la paz de espíritu.
Transcurridos seis años uno cambió de aires, pero aterrizó en la Gran Vía y, no sé ustedes, yo no creo que el centro del centro estatal pueda asemejarse a un templo budista.
Corría el 2002 cuando uno apareció en la cuenca minera asturiana, mes de agosto en Mieres y, podrán suponer, fue como ir de la noche al día pero, no obstante, las localidades pequeñas y pacíficas, el hastío de estío y el periodo de adaptación al medio pueden ser también estresantes.
El que no se estresa es por qué no quiere, también es cierto.
Hace algún tiempo, alguien con más autoridad, doctores tiene la Iglesia, decidió que debía cambiar mi actividad por otra más diplomática y orientada a las relaciones públicas, institucionales, etc., y eso, cualquiera que ande en esos meollos lo sabrá, sobre todo al principio, también estresa.
Además se me encomendó la labor de dar la turra a todo tipo de colectivos, se me nombró conferenciante "in péctore", no tanto por mis méritos o capacidades sino, más bien, porque no había otro más a mano.
Así que anda, este ignorante de todo, por aulas, asociaciones de padres, asociaciones de vecinos, de comerciantes, de viudas, etc., bombardeando a powerpoints y oratoria a todo sufridor que se deja o lo pide. Que sí, que hay gente que lo pide.
Ayer fue uno de esos días en los que la tensión nerviosa, repito, el estrés, se cebó más en mi humilde persona.
El Club Prensa Asturiana, bueno, su coordinador en las Cuencas, decidió que debía participar en una charla coloquio con mujeres inmigrantes sobre un tema tan delicado como la Violencia de Género. Además asistía al mano a mano la Letrada de la Oficina Municipal de la Mujer para incidir en los aspectos legales, los derechos y los recursos a disposición de las víctimas de tan execrable delito.
Bien, pues allí me planté yo, hecho un pincel, con mi ordenador portátil, mío, repito, cargado de diapositivas manufacturadas a Office, temblando como un flan.
El lugar, un marco incomparable, el salón de actos de la Casa de la Cultura Teodoro Cuesta de esta Villa.
Bien, el organizador, de momento, no estaba. De las supuestas asistentes, miembros de las asociaciones de mujeres inmigrantes más importantes de la región, había una. Vale, no vamos a ponernos nerviosos, ya se sabe, es festivo en Oviedo, la gente no ha salido de trabajar, hace un día estupendo para variar, etc.
Me dispongo al despliegue técnico y, oh mísero de mí, un proyector precioso, enfrentado a una magnífica pantalla mas, a la hora de conectar mi ordenata, me encuentro con que, en edificio tan emblemático y moderno,  no hay cable de conexión a la tarjeta gráfica. Parece ser que otros usuarios, seguramente por descuido, tras utilizar los medios se les distrajo el susodicho y único cable en algún bolso.
Bien, a desplegar medios y hacer gestiones para conseguir un cable. Mientras tanto, como audiencia, ya teníamos a unas 12 personas. Todo un éxito si no descontamos a dos periodistas y a mi jefe que fue a ayudarme y darme apoyo.
Así que, mientras la maquinaria del Estado se movía para desfacer el entuerto tecnológico, Sonia, la Abogada, mi compañera de evento, dio un completo repaso por los derechos jurídicos, sociales y laborales de las víctimas de la violencia machista, con lo que me dejó el camino bastante alisado para cuando me tocara a mí.
Llegado el dichoso cable, tras remover Roma con Santiago, conseguí acceder a la presentación y salí airoso del aprieto pues, la gente es buena, me agradecieron mi concisa y diapositivada intervención.
Estrés, a mí me dices tú de estrés.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Seguro que preparaste la charla a conciencia y ¿como te lo pagaron? 12 personas. Vuelve a lo tuyo y el que quiera saber que se compre un libro. Ademas en Mieres están como burros.

Unknown dijo...

No será para tanto, Juan Luis. Lástima que tamaño esfuerzo no se vea compensado con una asistencia acorde con la trascendencia del asunto. Pero esto es Mieres, soleado, prejubilado y en la Casa de Cultura no hay chigres.