MALOS AUGURIOS

Era de esperar. Poco a poco, todo va degenerando y un barco con muchos timoneles corre el riesgo de acabar a la deriva. La eternización estática comienza a cansar los entornos y la amalgama heterogénea va dejando paso a otras éticas y estéticas que intentarán imponerse. Estéticas a las que estábamos más acostumbrados y cuya espontaneidad no lo es tanto.
Primero sutilmente, como quién no quiere la cosa, pequeños gestos de entorpecimiento inapreciables pero suficientes para consagrar la teoría de la acción-reacción.
Los medios, que se resisten a la crítica abierta, comienzan a estar incómodos en los otrora paraísos primaverales de la jaima estudiantil. La derecha mediática pide mano dura o mano blanda, dependiendo de dónde y cómo, como siempre. La izquierda no sabe de dónde sacar partido y, desorientada por naturaleza, se pierde en la entelequia mientras las melenas brillantes van siendo sustituídas por la rasta. Y no tengo yo nada en contra de las rastas, allá cada cual, pero creo que se puede entender a qué me refiero.
Los imputados ocupan sus escaños con obscenidad bendecida por crucifijos pero sus escaños les han sido dados por los votantes, que la gente votó, y más que otras veces, nos gusten los resultados o no y debe la justicia terminar su trabajo. Todo sigue igual aunque en la calle haya ruído, ruído que irá a más, me temo, pero aun con razones, los ecos se irán apagando por el hastío si no se innova en las estrategias.
El sitiar los parlamentos no creo que sea buena idea a no ser que lo que se quiera no sea reformar la democracia sino abolirla.

2 comentarios :

Jesús Herrera Peña dijo...

Filodespada, tu artículo de hoy es un poquito críptico pero se llega a adivinar a qué te quieres referir.
Yo soy muy primario y por eso no se me ocurre otra idea, a la hora de esperar los cambios que recomiendan y piden los indignados del movimiento 15-M, que los actos violentos.
Lo siento.
Lamentablemente es la mano dura la que impone temores/respetos, la que consigue los derechos y aspiraciones.
Si los indignados del 15-M no levantan los adoquines para hacer barricadas, como los jóvenes del mayo francés 1968, pocos les van a escuchar; pocos les van a respetar; pocos les van a temer.
Esto da para mucha disertación.
Si además le añadimos eso de los varios timoneles que mencionas, malo sobre peor.
Espero estar muy equivocado.

Un saludo,

Guti dijo...

Peña: no creo en las revoluciones hechas con adoquines. Está por ver alguna que funcione.

Una revolución de decencia sí se necesitaba. Y algo de eso ha habido. ¿Servirá de algo, o no? De nosotros depende. Ser decente cuesta mucho tiempo y esfuerzo, y da frutos pequeñitos. Pero los atajos ya sabemos adónde llevan.