ESO QUE LLAMAN "LA ROJA"

Que a medida que avanza o se eterniza esta crisis el sectarismo se acrecienta es algo lógico. Los grises dejan de tener cabida y triunfan los posicionamientos absolutos. O estás conmigo o estás contra mí. 
La libertad de expresión se ve mermada pero no tanto por la acción del poder cómo por la actitud totalitaria de las corrientes de opinión. 
Se puede estar de acuerdo con una movilización y sus razones para hacerlo pero si se te ocurre criticar los métodos, las formas, la exacerbada épica emocional y cultural, pues te conviertes en el enemigo a abatir, en un reaccionario intolerante con la lucha legítima. 
Si te alegras por la victoria de la Selección puedes pasar a ser un patriotero que ignora los verdaderos problemas que atañen a la sociedad, un anestesiado del pan y circo. Si, por el contrario, pasas del fútbol, eres antiespañol, una vergüenza para la nación a la que perteneces. 
Y así están las cosas, crispadas y enrarecidas en este país tan aficionado a las jaurías. 
Pero, y siguiendo con el fútbol, si bien uno no es muy dado al alarde abanderado, ni a bañarse en las fuentes en masa, no me voy a privar de hacer ciertas consideraciones a propósito de la victoria hispana en lúdicos campos de batalla, menos cruentos a los que prefieren otros. 
Es triste que carezcamos de referente alguno, de líderes a los que admirar y seguir en lo que verdaderamente importa, y todo ello por una falta de ejemplaridad total en la vida política. 
No es extraño que la gente se vuelque con un grupo de deportistas que, siendo estrellas millonarias a nivel individual, se afanan con honestidad y humildad, inéditas en el resto de la vida pública, en un proyecto común de ilusión y sana competitividad. Liderados por un hombre sencillo, honrado, que ha conseguido desvestirles de sus fuertes individualidades y connotaciones culturales y políticas, para convertirles en el referente más ilusionante de un pueblo castigado y decepcionado por la política, la economía y la sociedad en quiebra en la que nos encontramos. Si ellos pueden, nosotros también "podemos". 
Sí, disfruté de la final y celebré los goles y la victoria impecable de los que, hoy por hoy, son los que mejor representan los valores positivos, cada vez más en desuso, de ésta, nuestra comunidad. 
Y con ésto no quiero decir que no haya muchísimos españoles que, día a día, desde el anonimato, luchan por una sociedad mejor, por los demás, cómo, por ejemplo, los que se están jugando la vida en los absurdos fuegos del Levante, y otros muchos que, con pequeñas acciones, aportan su grano de arena para alimentar la esperanza. 
Pero tenemos que asumirlo, por repercusión mediática y popular, siempre nos quedará eso que llaman "La Roja". Y que dure.

3 comentarios :

Anónimo dijo...

Cosa curiosa esto del fútbol. Si alguien luce la bandera de España sin ser Eurocopa o Mundial se le llama facha y en cambio si la muestras cuando hay Eurocopa o Mundial se le llama Español ¿alguien me lo aclara?

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Son complejos históricos que no acabamos de quitarnos. Algunos identifican la bandera rojigualda con el franquismo, siendo anterior a la dictadura pues la de la primera república era roja y gualda. Quizá el abuso que de los colores y el nacionalismo hizo el bando ganador y la reacción a la contra de alguna izquierda es lo que nos trae estos absurdos. Pero llegando el fútbol todo se supera, otra victoria de Del Bosque y sus muchachos.

Cesar dijo...

No se si seran complejos,pero ignorancia algunos la tienen con avaricia,soy de izquierdas de toda la vida y mi bandera es la ROJIGUALDA,aparte de la Asturiana claro