Europeas

A Cañete se le ha quedado cara de recién comido, más de lo habitual, pues suele tener cara de satisfecho, empachado y encantado de conocerse a él y a su superioridad intelectual.
A Valenciano se le ha quedado cara de recién levantada, levantada de un sueño poco placentero, para qué nos vamos a engañar.
A Izquierda Unida se le ha quedado cara de Izquierda Plural.
A Iglesias se le ha puesto cara de acojonado, de "la he liao parda", de "ahora qué", de "podemos o no podemos". Que no es lo mismo una charleta en un centro okupa o una tertulia en La Sexta que unos cuantos escaños en todo un parlamento. Aunque su ego le hace verse presidiendo un gobierno del futuro Frente Popular.
A Artur Mas y sus mariachis se le ha quedado cara de consulta, Europa es lo de menos, la consulta de urgencias esa que tanto le valdrá para que su nombre quede grabado en los anales. De la Historia, quiero decir.
El caso es que ha ido a votar más gente de la esperada y se aprecia cierto cabreo generalizado. El bipartidismo se desmorona gracias a sus propios méritos y el pueblo ejerce el derecho al voto, no ilusionado, sino movido por afán de venganza, de castigo a los despropósitos.
Yo mismo, cuando entré en aquella cabina donde me rodeaban las papeletas con todo tipo de anagramas y siglas y alguna con foto de estampita, no tenía claro por qué opción tirar. Al final elegí una sin convencimiento alguno pero con la insana intención de joder más que de aportar.
Que conste que ninguno de los dos grandes partidos puede darse por no avisado de lo que iba a ocurrir. Que las mentiras acaban por no calar y la gente es tonta hasta cierto límite, y un día, a pesar de la "Champions" y otros banales divertimentos, se pone el traje de pueblo soberano y dice: "Os vais a cagar".
Y ahí tenemos al "perroflautismo ilustrado" irrumpiendo en las instituciones sin barricadas, con los votos, lo cual no deja de ser sano, más que recomendable.
Mientras tanto, en la Europa, Europa, fracasa Europa. El discurso totalitario, xenófobo, patriotero y excluyente, cala en la gente de esos países que gustan de mirar por encima del hombro a sus subordinados del extrarradio.
Veremos a ver el €uro, tan mal querido él, en qué acaba pues parece, ahora más que nunca, más ficción que realidad. 

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