Uno no es muy dado a  ñoñeces y, la verdad, estas fiestas que se avecinan me la traen un poco al pairo  salvo porque tengo una retoño (o retoña), que no sé como se dice, que arrastra a  uno por los nevados senderos que cruza el gordo con el trineo y los  multiculturales y multiétnicos magos, más castizos ellos. 
Si a esa acritud de  carácter mía le sumamos el aguinaldo con el que me obsequia Zapatero estas  Navidades pues, para qué queremos más. 
Pero hoy me conmoví pues  recibí ese pequeño trozo de cartón, con lazo y papel dorado, que supone un  abrazo, un gesto de aliento, de cercanía, de amistad. Porque viene de gente en  teoría muy distante a lo que yo hago. Gente con la que he aprendido mucho en  estos años y que desde que comencé no han hecho más que darme satisfacciones.  
Gente adulta y gente joven  que ha tenido a bien recibir a un señor extraño, canoso, con acento raro, a  veces uniformado, a veces no, que se sintió,  con el pánico escénico y las prevenciones iniciales comprensibles, siempre en su  casa. 
Cabe la esperanza en estos  tiempos grises, hay luz entre nubarrones y tenemos juventud que nos puede traer  mejores tiempos. 
A todos ellos, gracias.  

2 comentarios :
Estas satisfacciones, son las que te deben hacer seguir tirando por el carro, sin que te desanimes a pesar de los que tiran para atrás
Gracias Juan Luis por valorar el trozo de cartón y lo que hay detrás de él.
Para un centro educativo sois un gran estímulo las personas que venis de fuera a sacarnos de la rutina de la institución y a contribuir, con vuestro conocimiento y experiencia, al desarrollo personal de nuestros alumnos.
Felices vacaciones
Blanca
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