LA TABERNA DE LA TROLA.- Se fue "El Enorme".

Marchó agosto, como todos los años, en silencio. Marchó agosto de vacaciones y, vacacionando, se llevó a Ramón, dejando a septiembre huérfano de su inmensa persona y su corazón, enorme como él, tras sesenta años latiendo al ritmo de sus amigos, no quiso reiniciar curso.
"Enorme" le llamaba Miguel, el del apeadero.
Y es que era grande el jubilado de banca, bancario que no banquero, grande de humanidad física donde no cabía lo enorme de su persona.
"El Enorme" se cuidaba, andaba algo delicado pero se cuidaba y paseaba, al mando de un carrito portanietos, y yá no "achicaba" cacharros ni se surtían de tres cajetillas sus pulmones.
Se cuidaba por prescripción facultativa pero septiembre no pudo verlo entrar a tomar un blanco.
Y siempre se habla bien de quién nos deja mas, habiendo hijos de puta "asgaya", es triste despedir a quien no sobraba.
Enorme hueco junto a la barra, vacío que dejó un agosto injusto.
Septiembre llora en silencio nublado.

1 comentario :

Un Oyente de Federico dijo...

Lastima que sus nietos, los del carrito, no puedan disfrutar de abuelo.
Uds. si tendrán motivos para recordarle. A fin de cuentas uno se muere cuando le olvidan.
Y eso puede suceder, incluso estando vivo.