Lo tengo decidido.  Voy a cometer un crimen. 
 No un crimen  cualquiera, no, algo sonado, espectacular, de trascendencia.  
 La crisis actual  ha sido el último empujoncito que necesitaba. 
 Matar me sigue  dando grima, no lo puedo evitar, uno nació así de tiquismiquis, así que no irá  por ahí la cosa. 
 No habrá sangre,  aún sabiendo que la sangre da mucho más interés mediático al delito, pero aunque  suponga un coste de rentabilidad del negocio, no mataré por  principios.
 Un buen atraco,  con rehenes de relumbre, negociador, GEOS y toda la parafernalia no estaría mal,  pero si sale mal me fríen. 
 Mejor aún, robar  dinero público aunque hay que asumir que la competencia, en ese sector, es muy  amplia.
 Inventarme algún  secreto de estado para venderlo a otra potencia, del G20 por lo menos, tampoco  estaría mal.
 El objetivo, por  si alguien no lo ha deducido todavía, no es el delito en sí. Ni siquiera el  posible botín del mismo. El negocio es más a medio que a corto  plazo.
 Seré atrapado,  detenido sin duda, pero tiene que ser con cámaras en vivo. A ser posible de  "España Directo", "El Buscador", "Gente", "Espejo Público", "El Programa de Ana  Rosa", etc.
 Una vez "trincado"  contrataré a un abogado mediático. De esos con sombreros o con bigotes  imposibles, amantes de las alcachofas y los objetivos.
 A partir de ahí  empieza el negocio.
 Tras pasar algunos  meses en prisión, montar algún numerito en el juicio, etc., si sigo en el  "talego", comenzaré a escribir un libro con los detalles del delito y las  rebuscadas justificaciones que quiera dar al mismo. 
 Esto en el caso de  que el delito sea imposible de negar por haber sido pillado "in fraganti". Si no  es así negaré mi implicación y me declararé víctima de una trama de  implicaciones políticas, judiciales, mediáticas, etc., metiendo en medio a algún  personajillo de la pseudoaristrocacia, de esos que viven de rentas y de asistir  como invitados a fiestas de postín, dejando entrever algún ambiguo escándalo  sexual, de la orientación que más se lleve en el momento.
 Pero todo poco a  poco que hay antes que compadrear con algún afamado periodista de investigación,  con el que pactar la dosificación de las exclusivas para la presentación del  libro, que vaya soltando avances en tertulias matinales y de sobremesa, "tengo  un bombazo".
 Empezaremos  cobrando unos 350.000 € por la primera entrevista, no facilitando ni por asomo  toda la información que esperen obtener. Me dejaré insultar, vejar, etc., pero  dignamente, defendiendo mi reputación de delincuente como Dios  manda.
 Los otros flecos  informativos los pactaré con otra cadena para una emisión posterior, al día o a  la semana siguiente.
 Cumplida la  condena (que, como soy una persona seria, decente y trabajadora, no será muy  larga y, mientras tanto, compareciendo esporádicamente en algún medio o al lado  de algún famosillo, para mantener el interés), me presentaré a algún cásting de  "reality". Lo de la isla esa debe ser incómodo, más que nada por el hambre y la  higiene, pero no se ha muerto nadie y, si ha ido hasta Joselito, yo también  puedo. 
 Quién dice que no  acabe colaborando en algún matinal, bajo abultados emolumentos, opinando de  cualquier tema que, para entonces, yá será uno un opinador más que autorizado.  Como la Esteban o el Lecquio.
 De ésta, pago la  hipoteca, por la madre que me parió que sí la pago y me pego la gran vida, que  lo sepan ustedes.
2 comentarios :
No hombre, no. Estas cosas se piensan, se planifican, se ejecutan pero no se anuncian. Y menos de un modo tan claro y descriptivo como usted lo ha hecho, porque eso incrementará exponencialmente la competencia que se pueda encontrar.
Y le estará bien empleado, por dar ideas.
Es que, últimamente pienso en voz alta, o por escrito. Será la edad. De todas formas los negocios no son lo mío.
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