-  Oiga, puede mirarme lo mío.
 - Lo suyo, y ¿qué  es lo suyo?. Porque aquí todos tenemos lo nuestro.
 - Si hombre, verá,  creo que tengo por ahí una condena por cumplir.
 - Vaya, vaya, y  ahora precisamente le va a entrar usted la prisa. Como si yo no tuviera otra  cosa que hacer que mandarle a usted a la cárcel.
 - No, si yo no  tengo prisa, es que, verá, creo que tengo algo por ahí pendiente y, no es por  nada, pero es posible que en otra fecha me venga peor.
 - Claro, a la  carta, qué país.
 - Bueno, ¿me lo  mira o no me lo mira?.
 - A ver, déme los  datos del sumario... a ver... pero hombre de Dios, si esto no es de este  Juzgado, además es de otra provincia así que no sé por qué tengo que  aguantarle.
 - Pero ¿no puede  usted mirar en el ordenador o algo...?
 - Ordenadores,  maldita la hora en que los trajeron, con lo bien que nos arreglábamos con los  legajos de cartón apilados en los almacenes. Aquello sí que era Justicia, sí  señor. ¿Ha ido usted a la Policía?.
 - No, precisamente  me detuvieron el otro día, para tomarme declaración, y miraron en sus  ordenadores y constaban todos mis antecedentes, pero no había ninguna  reclamación judicial, y la verdad es que me extrañó, porque condenado sí que lo  fui.
 - Bueno, pues si  la Policía no sabía nada puede usted andar tranquilo que es que no se envió de  los juzgados ninguna requisitoria, así que no hay constancia oficial de "lo  suyo".
 - Pero, la verdad  es que no me quedo tranquilo porque yo si sé que tengo algo por  cumplir...
 - No, si todavía  me va a decir como tengo que hacer mi trabajo. ¿Pero es usted  delincuente?.
 - Pues algo, ¿sabe  usted?, a veces me da por hacer cosas y no sé si volvería a hacerlas, por lo que  creo que estaríamos todos más seguros si ingreso en prisión lo antes  posible.
 - Pero es que la  prisión, querido amigo, no es un hospedaje al que se va cuando uno quiere. Se  requieren unos requisitos y formalidades. Las normas son las normas y no se  pueden saltar así a la torera porque a alguien se le antoje ser  encarcelado.
 - ¿Y si  delinco?
 - Pues lo más  probable es que se le detenga. Ahora bien, tampoco es garantía de que se le  aplique la prisión preventiva que, para eso, tiene que hacer una fechoría muy  grave y no le veo yo a usted cara de ello.
 - Pues no sé qué  decirle... La verdad.
 - Bueno, de todas  formas le informo que quien lleva las órdenes de ingreso en prisión es mi  compañero que está de baja y parece que va para largo, y como usted comprenderá  no voy a saturarme de trabajo ajeno así, sin mas ni mas.
 - De acuerdo, no  le molesto más, que tenga un buen día.
 - No, si no me  molesta, faltaría más, para eso estamos.
 
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