CRÓNICAS RURALES.- DE "MORITOS" Y CAMISETAS

- ¿Da su permiso, Cabo?
- Pasa, Antúnez, pasa y siéntate.
- Usted dirá.
- A ver, Antúnez, la otra noche hicísteis algún control nocturno de carretera, como casi todas las semanas.
- Sí, claro.
- ¿Parásteis algún vehículo?.
- Solo uno, Cabo, solo uno.
- ¿Y?
- Pues nada, un ciudadano de esos del Magreb.
- ¿Estaba legal?
- Qué va.
- ¿Revisásteis el maletero?
- Un poco por encima, por hacer el paripé, ya sabe, además se nos estaba poniendo un poco flamenco.
- ¿Qué visteis en el maletero?
- Una maleta y unas camisetas de marca.
- ¿Y las camisetas no os hicieron dudar de su procedencia?
- Estaba claro que estaban "mangás" de alguna tienda, llevaba los "chivatos" magnéticos puestos.
- Antúnez, nos conocemos hace mucho tiempo, vamos a ver, explícame como coño no lo detuvísteis o lo trajísteis al cuartelillo para su plena identificación.
- ¿Por dos camisetas de mierda?, sería una falta y tardaríamos más en hacer el papeleo que en que se fuera de rositas riéndose de nosotros. Además, Cabo, le voy a decir una cosa, con el debido respeto, está claro que era, cuando menos, un chorizo redomado, extranjero ilegal, "moro" para más señas aunque no esté bien decirlo, sólo por pararlo nos llamó racistas y nos amenazó con denunciarnos por xenófobos. Si intentamos traerlo al cuartelillo por esa chorrada seguro que se nos hubiera puesto "gallito" y hubiera acabado todo como el Rosario de la Aurora, con abogado de O.N.G. por medio, en un banquillo de "acusao" sólo por cumplir con mi deber, y, qué quiere que le diga, Cabo, me queda poco "pa" jubilarme y no me apetece que un hijo puta me cueste la expulsión y que mi "Santa" y los "churumbeles" queden sin la porquería de pensión que nos queda. Si quiere puede usted arrestarme por negligencia o desidia o lo que coño sea, pero la pensión no me la quita ni Dios, y menos un chorizo de "chichinabo". Que era más malo de lo que parecía, ¡ahhhh!, se siente. De un tiempo a esta parte no traigo al cuartelillo más que al que pille con un cuchillo "ensangrentao" y la cabeza de una vieja bajo el sobaco.
- Antúnez, compañero, como se puede ser tan animal.
- Es mi carácter Cabo, ya me conoce, mi carácter y las "cornás" que da la vida. Que usted y yo tenemos yá muchos tiros "pegaos" y aquí estamos, sin un reconocimiento, ni una "palmá" en la espalda ni "ná de ná".
- ¿Y no sabes, amigo Antúnez, que a raíz de tu "magnífica" actuación de la otra noche no dejamos de salir en las portadas de los periódicos y en las columnas de opinión?.
- Mejor que nos tomen por jilipollas, Cabo, que por maltratadores racistas, que con ésto último acabamos entre rejas por aquello de la "alarma social" y la "ejemplariedad". Que usen a otros de ejemplo, Cabo, que me da igual que escriban que somos "una pieza más en el turbio engranaje de la conspiración", si dicen que "dizan", como decía el otro. Bueno Cabo, ¿ordena alguna cosa más?.
- No Antúnez, puedes retirarte, ya hablaremos más adelante que seguro que algo de cola trae todo esto.
Una vez solo, Ramírez se quedó absorto, mirando por la ventana la vió a ella, radiante como siempre mientras cruzaba la plaza. Aquella visión le hizo olvidar por completo todas las preocupaciones relacionadas con la conversación anterior y comenzó a evadirse en otros pensamientos, recuerdos y sensaciones que acabaron por ruborizarle. "Qué compleja es la mente humana", pensó, y decidió abrir su blog y publicar una entrada al respecto.

5 comentarios :

Unknown dijo...

Podría pasar por una escena de una película de Berlanga.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Más quisiera yo, amigo Valín

Anónimo dijo...

increíble, pero cierto

Anónimo dijo...

por cierto, como me paso por aquí en alguna ocasión, le he enlazado, espero no le moleste

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Susana, al contrario, es todo un honor. Muchas gracias