AMETRALLARME

Hoy fue otro día de charla en los institutos. Hoy me tocó un nutrido grupo de niños, adolescentes o lo que ellos quieran considerarse, de 1º de la ESO. El tema a tratar era Internet y sus riesgos, especialmente para los menores, tantas veces inermes ante los serios peligros de la red y la alimañas que la utilizan para sus desmanes. Imagínense a las 13:30 horas, última clase del día, todos agotados y con ganas de irse a casa y no aguantar a este erudito en nada. No obstante, chascarrillos, charla, risitas, etc., aparte, se portaron bastante bien y fueron atentos con su víctima. Pero siempre tiene que haber alguien que pretende destacar. El afán de protagonismo, o eso quiero creer, hizo decir a un mozalbete de 12 años que él era un terrorista y que me iba a ametrallar. A mí. Y lo dijo sin inmutarse, con el gesto serio, en presencia de cuatro profesores que no denotaban la mínima sorpresa. Podría haberme dado por bajarme de la tarima, acercarme a su altura y soltarle un sonoro bofetón a mano abierta que lo bajara del asiento, para luego preguntar a ver quién iba a ser el próximo en ofrecerme ráfagas con tanta soltura. Pero cálmense, no me lleven a la justicia los defensores del menor, no me crucifiquen sólo por pensarlo pues no lo hice. Simplemente le recomendé que se pusiera a la cola, que para ametrallarme yá hay lista de espera y candidatos algo más importantes que un insolente mocoso con pendiente de azabache en su tierna oreja. Sí me gustaría conocer la opinión de los padres sobre las manifestaciones del hijo. "Chiquilladas", supongo, o, como se dice por aquí, "coses de guajes, qué quiés, fiu". Su puta madre.

7 comentarios :

Enrique P. Mesa García dijo...

Lo asombroso es que el niño lo diga y los profesores no reaccionen. Es decir, que aparte de pedir explicaciones a los padres, que también, y al niño, por supuesto, habría que preguntar como profesores permiten decir eso sin intervenir.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Ví a los profesores como rendidos. Agradecieron mi charla, cordialmente, pero estaban como resignados al desaguisado.

Fet dijo...

Eso se arregla simulando un accidente.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Nada de simular accidentes, Don Fet, o se mata o no se mata y yo, de momento, ¿opto por la segunda opción.
En esto soy radical, en el sentido literal de la palabra, el niño es un niño, el problema viene de otro lado.

Un Oyente de Federico dijo...

Hay una película de visionado indispensable “La Clase’,
que muestra el funcionamiento en una clase en un colegio público frances.

Me impresionó tanto que quise profundizar en el asunto y visité foros de profesores.
La opinión de todos practicamente era unánime, cualquiera podiá poner nombres de sus alumnos a los personajes de la película.
Y lo tremendo es que ninguno se atrevía a sacar una moraleja, ni siquiera la película la mostraba.

La sensación que me quedó es la que muestra Ud. y Don Enrique P, Mesa

Anónimo dijo...

Me gustaría comentar con más detalle y desde un toque , pelín más profesional esa situación . ¿Pudiera ser posible, querido amigo?.
Es una situación no muy sorprendente, aunque parezca lo contrario.
Cuando disponga usted de un poco de tiempo, podríamos aprovechar para charla distendida. Por razones familiares estoy a menudo en Mieres.¿Le parece tomar algo o bien comentar por e-mail?.
Salud

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Estaré encantado, Mr. Reivaj, en departir con usted junto a un café o una cerveza en cualquier chigre de Mieres.
Claro que lo mío no es profesional y, además usted yá me conoce, en este blog soy bastante dado al exabrupto y no suelo escribir desde el análisis científico ni objetivo.
Pero conversemos en persona, que será, seguro, más constructivo. Usted decide la hora y el templo.