Aquella mañana,  unos vagones cotidianos, laborables, iban repletos de gente cotidiana, laborable  también. Gente que apuraba el sueño dormitando contra una ventanilla; gente  anexa y conexa al mp3; gente resignada a una nueva jornada, a un examen,  quizá.
 Aquellos vagones  llevaban miradas furtivas, páginas de bolsillo, rutina, sueños, hastío,  esperanzas.
 Pero aquellos  trenes, de forma inesperada, cambiaron el diario rumbo por un trayecto al  infierno, a la más irracional de las masacres que tornó los sencillos afanes en  carne cercenada.
 Un golpe seco de  odio ancestral nos convulsionó el ánimo a los que no viajábamos en aquellos  cercanías que hoy parecen tan lejanos.
 Hoy viene Pilar  Manjón a Mieres, una mujer amputada de hijo y perseguida por la infamia, las  especulaciones, los bastardos intereses políticos y los ecos, que aún resuenan  en ondas y papel, de teorías demenciales.
 Si puedo asistiré  al acto de la Casa de Cultura Teodoro Cuesta, en esta tarde brumosa, a escuchar  palabras, todavía en gemido rasgado. Si usted puede, asista, merece la pena  ejercer memoria, sobre todo la memoria dolorosa. 
 Ese dolor nos  limpia de nuestras mezquindades cotidianas.
 
2 comentarios :
Ofrézcale una mirada de apoyo y ánimo de mi parte.
Allí murió más gente, no sólo el hijo de Pilar.
Mirieron 191 más. y 3.000 heridos y de ellos cientos mutilados.
Gente que no han utilizado ni a sus muertos ni su sufrimiento para satisfacer su odio a Aznar, ni lo han utilizado para que su partido gane elecciones.
Hay víctimas que (como los del Yak-42) quieren ver a los responsables de sus sufrimientos pagando por ello. Y eso es lo mínimo que se puede esperar de una sociedad justa.
Si a Pilar, la sirve que el culpable sea un asturiano diagnosticado clinicamente como esquizofrénico y confidente de la policía, allá ella.
Pero no estigmatice con la estupidez al resto de las victimas, para tranquilizar su conciencia y seguir mirando hacia otro lado.
Publicar un comentario