REFLEXIÓN DESDE EL PÚLPITO.

Hoy escribo sin saber lo que digo, sólo por molestar y ocupar bits de la globalizada red que nos enmaraña.

Abuso de la posibilidad que brinda la tecnología para que, tú mismo, anónimo visitante, leas las excentricidades de este humilde blogista que no se le ocurre otra cosa mejor que hacer. Cualquiera dispone de esta atalaya para la arenga o el sermón.

No es preciso ser un líder mediático (más bien marionetas de los distintos poderes).

La era de la comunicación puede convertirse en pandemia de anónimos publicantes que infectan con sus fantasmas las pantallas de los desconocidos.

Nadie es nadie y cualquiera es alguien frente al teclado desde el que se dispara con destino aleatorio e incierto.

Vamos sembrando al voleo palabras por el planeta sin saber si germinarán en algún sitio.

Palabras mudas y secas de tinta. Inmediatas y eternas.

Cuanta soberbia.

 

2 comentarios :

Anónimo dijo...

regodeaté en tu verborrea,continúa. mírate los calcetines y limplia tus zapatos.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Yo también te quiero