- Buenas  tardes.
 - Buenas tardes,  usted dirá.
 - ¿No sabe de  parte de quién vengo?
 - Pues no tengo ni  idea pero, por lo que se vé parece que es usted un "mandao".
 - Llámelo como  quiera. Vengo en nombre de la "organización".
 - ¿Qué  organización?, ¿la once?, ¿el opus?...
 - Yo de usted no  me lo tomaría a broma, sabe perfectamente de qué organización  hablo.
 - Pues no lo sé,  créame, pero estoy dispuesto a escucharle. Dígame que le trae a esta humilde  casa.
 - Se le exige,  como no podría ser de otra forma, que colabore con la lucha de este  pueblo...
 - ¿Qué lucha y qué  pueblo?, si es tan amable.
 - Va usted de  crecido y eso, en este país, no suele traer buenas consecuencias... no sé si me  entiende, creo que le suena lo que le digo.
 - Sí, es cierto,  me suena lo que me dice y el tono en que lo dice. Me suena a alguna película...  no sé... podría ser "El Padrino", "Uno de los nuestros", algo así, como si  estuviéramos en Palermo en lugar de en el Norte de España, quizá hasta en  Coslada, por lo que se oye últimamente.
 -  ¿España?
 - Ah, ¿no?,  llámelo usted como quiera, que es muy libre de pensar como quiera, como yo  también, ¿o yo no soy libre de creerme español además de  vasco?.
 - Veo que deja  usted de manifiesto que está de parte del enemigo. Allá  usted.
 - ¿Qué enemigo?.  Yo nunca he tenido enemigos, me he llevado estupendamente con todo el mundo toda  la vida. Pregúntele usted a su padre, que me conoce desde el colegio. Lo único  que veo es que usted viene a mi casa a extorsionarme al más puro estilo  siciliano y, qué quiere que le diga, eso no es lo natural entre vascos. Yo yá  pago mis impuestos a quién debo pagárselos. A la Hacienda Foral, al  Ayuntamiento, etc.. No tengo por qué pagar nada más, y menos una cuota de un  club cuyo deporte es el asesinato.
 - La lucha  armada.
 - El asesinato  mafioso y cobarde. Están todos ustedes, como en Sicilia, infiltrados en todos  lados, en la sociedad, en la política, en la religión, en las comisiones de  festejos, en cualquier actividad ciudadana, jerarquizados, campan por sus  respetos. Intimidan, extorsionan, agreden, arrasan los pueblos y, a la mínima  oportunidad, matan, para hacerse valer, para mantener el "respeto", como diría  Don Vito Corleone, sólo que él tenía más estilo, qué quiere que le diga, y ni  usted es Al Pacino, ni su jefe Coppolla. Que esta película ya está muy vista,  más que las de "Cine de Barrio", y el guión es muy malo, poco creíble aunque  trágico.
 Llevan así muchos  años, demasiados, y ya cansan, lo mismo que cansa la Mafia, y el pueblo, el  pueblo de verdad, al final se saldrá con la suya.
 Dígale, si es tan  amable, a su "organización", que no pienso soltar un euro aparte de los que me  quita Ibarretxe para subvencionarles los viajes a sus familiares y organizar  consultas externas y hojas de ruta. Que yo, con mi dinero, que no me lo han  regalado ustedes, hago lo que quiero. Que pueden ustedes amenazarme, intentar  intimidarme y tomar las represalias que consideren  oportunas...
 - Eso es cosa  nuestra.
 - ¿"Cosa Nostra"  ha dicho?...
 -  Agur.
 - Se dice  "riveddiamo"... ¿o no se acuerda?. Créame, "no es personal, son negocios". Pero  sepa usted que voy a denunciarle, aunque solo sea por el tiempo que me ha hecho  perder. Dé recuerdos sinceros a su padre de mi parte.
 
2 comentarios :
¿De verdad han ido a pedirle a usted dinero, don Filo? Hay que se bobos. Bien contestado, qué quiere que le diga...
Un saludo.
Iban listos conmigo, Don Antonio. Como no me pidieran la hipoteca que, esa sí, la cedería de buen grado.
De mí, como de muchos otros, pretenden algo más que dinero.
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