FAMILIA

Uno no elige a sus familiares, con suerte elige al/la cónyuge, y para de contar.
Los primos tampoco los elige uno. Como los cuñados. Los primos pueden ser socorridos o incómodos, depende.
Hay primos listos, con título y autoridad científica para negar el cambio climático, en los que apoyarnos para hacer chascarrillos y luego retractarnos, no sea que nos salga poco rentable el ir de antiecológico.
Otros primos son mucho peores, secuestran gente y, como no podía ser de otra forma, aparece a toda plana el parentesco de segundo apellido, aunque uno no tenga con tal pariente relación alguna, salvo alguna discusión de lindes heredadas.
Son servidumbres de los cargos y las cargas.
Uno sí puede elegir, casi con total libertad, secretarias generales, portavoces parlamentarias, etc., etc..
Sobre todo cuando uno es el único candidato, con los avales precisos, tras el chaparrón de reacciones de aristócratas liberales vacila enfermeras, de intelectuales islamólogos o islamófobos, autoridades morales a base de victimología y otros sectores en discordia, desplazados por el reformismo centrista, tan oportuno vistos los resultados de la política ultrista.
Uno no elige a su familia pero, dentro de lo que cabe, aún puede elegir compañeros de viaje. Por mucho que se espute en los micrófonos querellados y condenados, por mucho que se solidaricen contra las justas condenas nuestros antiguos amigos de banderas inundando Castellanas, oyentes todos de la rabia matinal y fieles lectores de la investigación de bóricos y tramas ácidas de etarras alineados con policías, islamistas y rojillos golpistas.
Uno puede, aunque duela, arrancarse la mugre y el chapapote en el que se metió a posta, o aconsejado por melenudos protolíderes del mundo mundial, de conferencia y púlpito anglosajón.
Uno puede hacer un partido decente, de derecha democrática sin lastres postfranquistas.
Uno puede, Mariano, que sí, que es hora de pasearse a cuerpo, Mariano.
O no. Tú verás, rapaz, que eres mayorcito yá, carallo.
 

1 comentario :

Un Oyente de Federico dijo...

Me tenía preocupado don Filo.
Me alegra que retorne con ese brío que le carazteriza.

Estoces, hablando de familias, ¿sugiere Ud. que el hermano Rajoy se deje aconsejar por los oteadores de terroristas suicidas y los mamporreros de Juana Chaos?