LA TABERNA DE LA TROLA V

EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LAS NEVADAS A CUBIERTO.-

El término “nevada”, aplicado en el contexto del bar., fue acuñado, y creo no equivocarme, por un veterano cliente, de cierta edad, aunque poseedor de una viva mirada de niño travieso y una fina socarronería de media voz y discreta sonrisa.

Cuando llega al local, normalmente a partir de las 13:00 horas, a tomar su vino blanco, y no ve en su puesto a Julio el tabernero (vamos a empezar a llamar a las “cosas” por su nombre), siendo la hora oficial del comienzo de la jornada para él; le pregunta a Isabel (seguimos llamando a las “cosas” por su nombre): - “¿Anoche “nevó”?”

En este establecimiento los “temporales” son siempre nocturnos, ya que, en frecuentes ocasiones, por hache o por be, el horario de cierre se prorroga hasta el de apertura, haciéndose los copropietarios el “relevo” in situ.

Cuando, avanzada la noche, uno, dos, o cuantos quiera que sean, clientes asiduos de la Taberna, no tienen prisa alguna por regresar a sus respectivos domicilios familiares; prefiriendo la alta tertulia, acompañada de destilados, al vulgar descanso en el tálamo conyugal; “Julín” se ve obligado, por su pundonor profesional, a retrasar el momento de la retirada, si es que ésta llega a producirse, no quedándole más remedio que, para no hacer de menos a los presentes, participar solidariamente en la degustación de etílicos.

Cuando se dan estas circunstancias, se dice que “nevó”, y este tipo de “nevadas” provoca, generalmente, cierto retraso en el horario de incorporación de la víctima de la “granizada”.

Aquí los fenómenos meteorológicos no tienen una estación determinada para producirse. Quizá sea debido al tan preocupante cambio climático que sufre el planeta.

En “La Taberna de la Trola” nieva en cualquier época del año, amenazando a veces, por la persistencia, con una nueva “Edad de Hielo”.

Eso sí, si las “bajas presiones” se prolongan hasta la entrada de Isabel, se desencadena una tormenta con alto componente eléctrico, y “rayos y centellas” pueden apreciarse a varios kilómetros a la redonda.

Qué tiempos.

El día después.

3 comentarios :

Anónimo dijo...

"Hay que trabajar ocho horas y dormir ocho horas, pero no las mismas".
- Woody Allen

Anónimo dijo...

benditas sean las nevadas,algún dia no muy lejano serán imagenes borrosas dentro de un cabeza con medio pelo, aprovechemos el momento antes del cambio climatico

la gocha de doce tetos

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Sabias palabras. Carpe diem que dirían los clásicos.