Antes de finalizar las entrañables fiestas navideñas, el precioso árbol de la Casa Blanca acaba de adquirir un nuevo adorno. De sus frondosas ramas de abeto del norte cuelga, desde hoy, una figura moruna, con pinta de sicario de Heródes, con un palmo de lengua fuera, no se sabe si en actitud burlona o por la presión del "cordoncito" que le rodea el cuello.
El niño "Jorgito" está muy contento pues tiene una de sus figuritas favoritas para decorar el arbolito. Para conseguir su trofeo no dudó en asolar un país y masacrar a un pueblo. Se la regalaron de madrugada, como suele ocurrir. Aún así se siente ligeramente frustrado pues le faltan unas cuantas para completar su particular colección el caprichoso y consentido hijo de Jorge "Senior".
Para la próxima Navidad intentará conseguir al menos a "Gadafito" (dueño de caballos que encantan a su amiguito "Anzar"), a "Chavecito" (simpático muñeco que lleva sonido incorporado y no deja de repetir "Mister Danger") y, creo que no logrará, por caducidad natural, el más ansiado por toda su familia y la mayoría de los inquilinos de la casa que ahora ocupa: "Castrito", mítica pieza de museo, de verde oliva o en chándal, envidia del más rico coleccionista, que ya no creo que pueda restaurar ni el "especialista" que mandó Esperanza Aguirre.
Los americanos, ya se sabe, son muy horteras en esto de la decoración navideña y se pasan por el "forro" los más elementales conceptos de ESTÉTICA, ÉTICA y hasta el mínimo SENTIDO PRÁCTICO.
"La chispa de la vida", ¿recuerdan?.
P.D..- Me niego, por principios, a poner el video del "matadero" que, como no, ya anda por ahí. Prefiero éste:
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