SELECCIONES.- Política de camiseta y otras infamias.

La polémica de las selecciones deportivas, a mí que no me gusta el fútbol especialmente, pudiera parecer anecdótico pues el deporte debería ser eso, un divertimento o espectáculo más y todavía no alcanzo a comprender como el fútbol puede llenar periódicos de publicación diaria por muchos millones de euros que mueva la "cosa" de los señores jugando al balón.
Pero es que resulta que las identidades nacionales, a falta de otros referentes de más trascendencia, parecen en la actualidad circunscritos a los estadios y a los torneos internacionales. No hay concentración, salvando las recientes de Alcaraz y satélites por un lado, y las de batasunos, esquerristas y fans de Ibarretxe, por otro, que reúnan más banderas y símbolos nacionales que un partido de fútbol.
No habiendo generales heróicos, conquistadores, u otro tipo de héroes a los que agarrarse, la mitología heróica se limita a algunos señores en pantalón corto cuyas gestas, consistentes en meter un balón en una portería a base de patadas, provocan la catársis colectiva de las masas que se identifican plenamente con sus jugadores y los símbolos que los visten.
De ahí que los nacionalistas tengan como una de sus prioridades tener sus propias selecciones deportivas por lo que supone de identitario y las evidentes pasiones que levanta entre el rebaño afín.  Ahora bien, aún no he visto ningún anuncio reivindicando una liga propia. ¿Por qué será?.
El reciente anuncio pro-selección vasca, que no pienso ni enlazar porque no se me pone en salva sea la parte, sería para partirse de risa si no fuera por los trasfondos que se pueden sacar del mismo.
Unos muñequitos simpáticos, "Clicks de Famóbil" a la vasca, vestidos todos ellos de verde esperanza, con un público enfervorecido en un estadio presidido por la Ikurriña, con pancarta también verde, en un hipotético partido contra Brasil. ¿Qué habrán hecho los brasileños para merecer tal descrédito?. 
Luego aparece el "enemigo".
Un señor muy facha, como si todos los que pensáramos que con una selección nacional tenemos bastante fueramos fachas; Manolo el del "Bombo", un personaje en sí mismo que ha adquirido condición de tópico hispano; el gallo francés, no sé si refiriéndose a Sarkozy y sus conquistas; y un Guardia Civil con sus trinchas, tricornio, bigote y mosquetón al hombro, al uso de la postguerra, vestido, como no podría ser de otra forma, de verde, pero de un verde más oscuro y siniestro que el que visten los heróicos jugadores abertzales que se niegan a vestir "la roja", aunque yo no conozco aún ningún caso y fíjate si Iríbar era abertzale que fue un símbolo del franquismo. Tras negarse, apoyados por la grada soliviantada y henchida de patriotismo sabiniano, logran expulsar al invasor que tiene que darse a la fuga ante la resistencia popular.
El Guardia Civil, por iconográfico, forma también parte del tópico español junto al torero y a la "bailaora" y a la cabra de la Legión, pero no sé qué pinta en el susodicho anuncio si éste no gozara de los complejos infames y victimistas de los pro-etarras y adláteres complacientes.
Podría resultar humorístico la imágen del "picoleto" perseguido por el bombo de Manolo lanzado por los vascones, pero la gracia la pierde cuando, por desgracia, lo que suele perseguir a un Guardia Civil no es un bombo sino las bombas y las balas y hace muy poco tiempo que la "Selección vasca de hijos de puta redomados" (E.T.A.) nos lo ha recordado.
 

2 comentarios :

Anónimo dijo...

Si el anuncio te parece insultante de ahi para arriba la vida tiene que ser un asco... Baja el listón y vivirás mas feliz, que pareces el abuelo de Heidi.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Tú, anónimo amigo, o enemigo, qué coño sabes de lo que es mi vida. No es ningún asco y si bajo el listón a tu altura seguro que sería un estercolero. Qué más quisiera yo que tener la vejez del abuelo de Heidi, papanatas, que eres un papanatas. Y el anuncio no es que me parezca insultante, es la muestra de la mezquindad y el victimismo irracional de los nacionalismos.
Pero tú tranquila Adelaida.