Alfonso Fernández Recio, vecino de Mondragón, falleció en el hospital donde fue ingresado por inhalar los malos humos de una "inocente travesura" de los chicos de la gasolina. De la vanguardia de la juventud vasca. De esas víctimas de la "represión brutal" que los ahoga y no los deja realizarse plenamente como lo que quisieran ser: Hijos de Puta con mayúsculas y negrita.
Se oye por ahí que este señor, de avanzada edad, ya estaba enfermo antes del heróico acto. En conclusión, podríamos decir que fue objeto de un altruista acto de eutanasia que le libró de los padecimientos de este valle de lágrimas. Al final, en vez de organizaciones terroristas habrá que considerarlos O.N.G. de interés público y darles alguna subvención, si es que no reciben ya alguna del Gobierno Vasco.
Últimamente la hijoputez se ha convertido en un bien moral y todo bien obtiene su recompensa.
1 comentario :
Comparto su indignación. Y ahora, para no reconocer que ha sido un acto de terrorismo, no le concederán las ayudas a su familia.
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