DESPEDIDA


Jorge García Rodríguez tenía 41 años. Este hombre, un buen día decidió optar por ponerse en el pecho una placa dorada y un uniforme azul. Un 18 de julio, trabajando en lo que sabía, perdió la vida. Una alarma de atraco fue suficiente para que con su motocicleta intentara llegar lo antes posible al lugar donde se le requería. Un vehículo, involuntariamente, por supuesto, se interpuso en su camino hacia el deber encomendado y le segó la vida. Hoy se le rindió homenaje a alguien, que, sin pedir nada, dió lo que pudo por los demás, a pesar de pertenecer a un colectivo denostado por algunos, ensalzado interesadamente por otros, y siempre en el ojo del huracán.
Este hombre, un trabajador, ha perdido la vida y merece respeto y reconocimiento. Desde este humilde lugar, un abrazo a todos sus familiares, compañeros y amigos.
Ráfagas de motero y lágrimas de compañero.
Viva la Policía.

2 comentarios :

Un Oyente de Federico dijo...

La solución improvisada de dos hombres como este, salvaron a mi padre de una muerte segura.
Aprovecho para agradecérselo aunque haya pasado mucho tiempo.

Los hombres como este, son los responsables directos de que mi madre pueda ir a cobrar al banco su mínima pensión, con el bolso que la regalamos por reyes.
Porque cuando tiene miedo en vez de bolso, lleva sus cosas enrolladas en una bolsa de plástico, para que no la roben con el “tirón” y la tiren al suelo como hicieron a sus vecinas.

Y, pese a quien le pese, el que yo pueda ejercer mi derecho a la libertad de conciencia y a manifestarla libremente, es casi exclusivamente gracias a hombres como el.

Quizás sólo sea un trabajador más, como un minero o un chofer de camión, pero a diferencia del minero y del chofer, del trabajo de este y de otros policías como el depende que los mios puedan vivir en libertad.

Buen viaje, entre todos seguiremos cuidando de los tuyos.

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Don Oyente, no se imagina usted como se agradecen palabras como las suyas.
Gracias, muchas gracias, por lo que me toca.