Ha de haber camino,
debe haber claro sendero
de tierra honesta de limpia,
arena blanca,
receptiva de pie descalzo.
Ha de haber vereda,
con verde música central
de brote y trébol.
Por algún lado
de esta maraña,
del reino de ortiga y zarza,
debe haber salida,
luz tras la sombra húmeda,
sol de rumbo constante.
Lo sé,
sé bien que ha de haberlo,
por eso sigo,
no cejo,
avanzo enjironado,
desgajado de piel de abrigo.
Aparecerá luminoso,
de letrero blanco,
fresco de arroyo en cuneta,
hiriendo el horizonte rojo
de atardeceres cálidos.
Es cuestión de tiempo
de segundero,
de espiral de muelle.
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