CUATRO

Cuatro flores arrancadas. Cuatro en un día. Dramático cuarteto letal de voces que claman desde el silencio, implorando ayuda frente a la bestia.
La bestia asoladora que yerma los campos de la vida con desgarro desde la atalaya de lo que cree propio.
El no dueño de nada mata lo nunca suyo. Charcos rojos de vergüenza de ser hombre en días tan penosos, tan grises, ahítos de absurdo, nublados de odio primario de falso macho de manada.
Cuatro tumbas como cuatro socavones, como cuatro terremotos de rabia, como cuatro océanos negros de inmundicia. Día de póker de muerte impuesta de mujer arrebatada a un mundo enfermo.
¿Donde el hombre cierto, el de la tierna hombría y la fuerza para lo justo?
¿Por qué la alimaña? 

1 comentario :

Un Oyente de Federico dijo...

Una de esas flores, la boliviana, era clienta de donde trabaja mi hija.

Nos ha contado que era muy simpática y guapa.

Pero, aunque fuera huraña y fea…