Cuatro flores  arrancadas. Cuatro en un día. Dramático cuarteto letal de voces que claman desde  el silencio, implorando ayuda frente a la bestia. 
 La bestia  asoladora que yerma los campos de la vida con desgarro desde la atalaya de lo  que cree propio. 
 El no dueño de  nada mata lo nunca suyo. Charcos rojos de vergüenza de ser hombre en días tan  penosos, tan grises, ahítos de absurdo, nublados de odio primario de falso macho  de manada. 
 Cuatro tumbas como  cuatro socavones, como cuatro terremotos de rabia, como cuatro océanos negros de  inmundicia. Día de póker de muerte impuesta de mujer arrebatada a un mundo  enfermo.
 ¿Donde el  hombre cierto, el de la tierna hombría y la fuerza para lo  justo?
 ¿Por qué la  alimaña? 
1 comentario :
Una de esas flores, la boliviana, era clienta de donde trabaja mi hija.
Nos ha contado que era muy simpática y guapa.
Pero, aunque fuera huraña y fea…
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