No me gusta la tuna, no lo puedo evitar, mal que le pese a un buen amigo mío. Es superior a mí y, si bien a ciertas horas intempestivas, bajo la condensación de vapores etílicos, tras una buena tertulia de esas que arreglan los problemas humanos y divinos, no hay como unos cánticos tuneros o folclóricos, creo que no hay tortura peor para el invitado a un acto, boda, bautizo, etc., como si no tuviese bastante con tal castigo, que el que aparezca un grupo de aguerridos jóvenes vestidos con mallas ajustadas y cintas multicolores en las capas, aporreando panderetas y rasgando cuerdas de bandurria, guitarra y requinto, entonando esas canciones de toda la vida, de lo típico y tópico, templadas las voces con aquello que buenamente afanaren o tomasen en subvención.
Pero no podemos negar que es algo consustancial a la sede universitaria y no seré yo el que contradiga tradiciones.
Últimamente, como ustedes bien saben, se vienen repitiendo ciertos espectáculos bochornosos en los templos del saber. El insulto y la agresión como argumento para impedir a alguien expresarse.
Mala imágen lleva la institución universitaria cuando en su seno aflora la intolerancia y la violencia de la sinrazón en el sitio donde la razón debiera imperar.
Y no negaré el derecho a mostrar el rechazo a ésta o aquella ideología, pero civilizadamente, con su pancartita y sus consignas, pero respetando los derechos de los demás a escuchar y a expresarse.
Además, qué mejor forma de mostrar el rechazo a alguna ilustre visita no deseada que cantándole el "Clavelitos". Es igual de duro, pero mucho más elegante y educado. Mantengan las formas y no se me batasunicen, hombre, que no está bien.
4 comentarios :
Fabulosa, cruel y civilizada idea. ¿Que viene Rajoy a mi Universidad?, pues le canto eso de la tuna compostelana, que se va de serenata. Y el que se va, atemorizado ante mi odiosa agresión, es Rajoy.
je,je...
No creo que haya peor que escuchar la tuna sin esas condensaciones etílicas previas...
Estimado D. Filo, estos espectáculos no por lamentables son menos sorprendentes, habida cuenta que las universidades españolas más que "templos del saber" como usted dice, han devenido en colegios con ceniceros, cuando no en simples botellódromos.
Estamos irremisiblemente condenados al fascismo y de el no nos libra ni Dios ni Constitución.
Se muere el A y lo continua el Z.
En España no se cambia, en España se da la vuelta a tortilla y nos siguen friendo a los mismos.
Es terrible que DEMOCRACIA no sea un valor a defender. Ni siquiera lo hace esa policia que cobra por hacerlo.
Repugna y entristece escuchar al rector de la Universidad de Santiago de Compostela que no defiende la Democracia —no avisa a la policía— “para evitar un mal mayor”.
¿Mayor que la perdida de los derechos democráticos?
Y si así se piensa en la universidad, no me quiero imaginar lo que se pensará en los cuarteles.
Dice lo mismo que decián los rectores durante el franquismo, para justificar el no llamar a la policia, cuando los ultraderechistas ivan a dar palizas a los estudiantes de izquierda. Igual.
Para este viaje no hacían falta alforjas.
Seguimos en el 75 o peor, entonces se pensaba que había esperanza.
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