Ayer fue domingo, domingo de prensa, vermut y suplementos, salvo en mi caso que me dio por comprar Público, la “gran esperanza roja” que tanto entusiasma por ahí a progresistas diplomados.
Por un eurito de nada una película, de excelente crítica creo recordar, y un disco de Pavarotti. Éste, para qué voy a engañarles, de grabaciones antiguas sin remasterizar, o sea que, usen el emule y bájense Pavarotti Forever o Tutto Pavarotti, o mejor, cumplan la ley y cómprenlos, que las multinacionales y la viuda del divo andan muy achuchadas.
¡Ah!, se me olvidaba, también venía un periódico, un periódico ligero, ligero de peso y leve en información salvo un exhaustivo reportaje, al más puro estilo “Hormigas Blancas” del tomatero Jorge Javier, en el que se nos desvela el vergonzante pasado de un magistrado del Constitucional.
Es el problema que tiene tener pasado, que luego “to se sabe” y siempre habrá alguien que, a conveniencia y oportunidad, te lo puede restregar por las narices aunque al titular de las puñetas creo que se la traerá bien floja pues por eso no va a dejar de lucirlas, en un tribunal o en otro. Ese era el tema de portada y central del diario que, no voy a mentirles, apunta maneras de hoja parroquial. Así que para leer lo que leí, opto por la blogosfera, que no deja de ser mas libre pues no tiene patrón, y además sale “de gratis”.
Para completar mi ilustración dominical opté por algo tan decadente y alienante como
Los chicos de la casa de Sabino (Sabin Etxea creo que se dice y si no que me corrija Maripuchi) tuvieron su domingo de campo. Ropa informal de domingo de sport para un escenario a lo papal pero sin “papamóvil”.
Besos y abrazos en los entreactos y puñaladas en el estrado. Jesús Juan versus Juan José. Cuatro jotas de denominación de origen pero nada que ver con el Jabugo, que de ibérico tiene uno algo más que el otro, aunque sea de recebo.
El primero pretendía modernizar el partido, desanclarlo de los varaderos del siglo XIX y del 36 y adecuarlo a la realidad social actual. Hacer un partido cada vez más vasco pero quizá menos nacionalista en el sentido absoluto. Priorizar la libertad por encima de las autodeterminaciones y los plebiscitos, la libertad de todos, también de los otros, los perseguidos y amenazados y definir al principal enemigo de cualquier causa,
El otro, sin embargo, caprichoso y patalético, con los puños apretados y el rostro fruncido de estreñimiento pues no ha podido soltar el mojón que se le atravesó en las tripas, defiende su tesis doctoral a sabiendas de su inutilidad, ilegalidades aparte. Reconoce que la consulta no puede ser vinculante pero sabe que, una vez hecha a las bravas, la mierda se habrá removido tanto que cualquier cosa podría pasar.
“¿Para que sirve que sea “Lehendakari” si no puedo preguntar a los ciudadanos y ciudadanas?”, dice lastimero, casi sollozando. Pues, hombre de Dios, patria y fueros, sirves de bien poco, preguntando y sin preguntar, salvo para tocar las túrpimas a propios y extraños.
Al “consultómano”, dada su adicción a la consulta, se la trae bien floja la violencia pues, como todo adicto a algo, su prioridad es satisfacer el síndrome de abstinencia, que no de abstención, que lleva padeciendo desde que gestó su plan, en épocas en las que gobernaba Aznar, por si a Cañete se le ha olvidado, que parece que hay lagunas en algunas memorias y se quiere hacer creer que Ibarretxe es una mala hierba que le brotó a Zapatero en un bonsái de Moncloa. No, Cañete, no, que lo tuyo es destripar terrones, Ibarretxe creció mientras tu jefe, el conferenciante, se daba el pìco con Arzallus.
Como respuesta, el Gobierno de España, con “Shoesmaker” a la cabeza, sigue perdiendo tibieza y llamando a las cosas por su nombre. “Desvarío” dice Teresa y el Presi advierte al tonsurado que verdes las han “segao” y que se equivoca de época y de lugar, que no está situado, vamos, y que los intereses del País Vasco no tienen por qué coincidir con los electorales del fruncido consultor.
Buen natural y pase de pecho a lo José Tomás. A ver si, al final de la faena, en el momento decisivo, el diestro leonés no pincha y no se ve obligado a, tras aviso, usar el descabello. Y es que, maestro “Zapaterito de León”, no hay nada más imprevisible que un manso ya toreado, y el morlaco norteño lleva tiempo derrotando por las tablas pero a usted no le queda más que arrimarse y lidiar. Que no haya que sacar a los cabestros para devolver el toro a los chiqueros.
Y sí, reconozco mis horribles pecados, me gustan los toros. Cuán criminal puedo llegar a ser.
2 comentarios :
Tenian que gustarte,con el nombre que te pones en el blog!!!.
Amigo,soy antitaurino,un jodido progre,votante de ZP,pero.... me ha gustado tu entrada.
Saludos
En realidad no se sabe muy bien de qué va lo de la consulta ... ahora, según el discurso del alderdi eguna, parece que lo que quiere consultar es si los vascos queremos un proceso dialogado de paz ???????????????
Io non capito niente!!!!!!
(Y sí, es Sabin Etxea)
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