VECINOS II.- En tierras de Mordor

Hubo que ceder al chantaje, hubo que tragar bilis sin desempolvar la Sarasqueta y acudir a firmar el "acuerdo". Y es que hay acuerdos, pactos, contratos, que más parecen sentencias condenatorias o sumisión a la estafa. Firmar las condiciones del atraco.
Nos acompañaba nuestro abogado. Que no es nuestro pues no nos llega para tener nada, mucho menos un abogado, pues, si fuera al peso, nos hubiera salido barato, ya que tiene aspecto de "Hobbit" de mediana edad.
Aspecto de "Hobbit" y discurso de jurista. Y es que uno no entiende a esa gente que habla de "sus" abogados. Como si se pudieran tener en propiedad sin que uno sea banquero o magnate. Costumbre ésta en la que andan muy sueltas, sobre todo, las efímeras celebridades del mundillo del corazón y la casquería. "Está todo en manos de mis abogados", suelen responder a los ineptos reporteros clava alcachofas.
Bueno, pues allá nos dirigimos los tres: Mi elfa, el hobbit y yo, el montaraz, que más que montaraz andaba montuno, silvestre, con la espada presta a degollar orcos, lo cual notaba el letrado transmutándose de "mediano" a "Pepito grillo", rogándome prudencia y moderación.
La entrada al bloque donde el abogado del diablo tenía su morada era la misma entrada de "Mordor". Un portal zafio, siniestro, sucio y hambriento de pintura fresca. La escalera recordaba a la que subió Frodo con su amigo, guiado por el "Gollum" y esa similitud me hacía mirar de reojo a mi representante legal, no se hubiera mutado por la irresistible atracción del anillo del poder, que, como podrán entender, la semilla de la desconfianza podía germinar en mi situación.
Entramos al tugurio y no dije ni buenos días, pierdo a veces la educación pero, cuando lo hago, lo hago a posta pues educado soy y cuando dejo de serlo soy maleducado con premeditación y alevosía.
No estaba la otra parte. Ya había firmado, como no, y le había entrado la prisa antes de nuestra comparecencia. Al acercarse mi "Santa" a firmar el infame documento rozó con su bolso uno de esos tomos, obesos y ahítos de normas y sentencias, con los que los leguleyos decoran sus paredes. Cayó al suelo con estruendo. No lo pude remediar: "Cuando se cae la Ley, mal andamos...".
Cuando firmé yo, tampoco pude morderme la lengua, "consumado", dije, soltando el bolígrafo que quemaba mis dedos y, sin mediar palabra alguna más, abandoné despacho, bufete y portal del Señor Oscuro para tomar aire fresco, dejando allí al resto de la "Comunidad".
Pagaré el "rescate" del secuestro de mi casa. Ganaron el litigio pero los caminos suelen ser todos de ida y vuelta y los cruces frecuentes, más de lo que sería deseable.
Lo siento, no soy diplomático con quién no entiende de relaciones. Evito negociar con quien extorsiona mas, ésta vez, no pudiéndome permitir demorar una obra, no teniendo el poder que puede tener un Estado, tuve que dar mi brazo, no a torcer, a partir casi. Eso sí, soy ateo y no doy mi otra mejilla a nadie, salvo a mi hija y jugando.
Los que entienden de la cosa de los juzgados y las demandas suelen decir que es mejor un mal acuerdo que un buen pleito. Puede que tengan razón pero se te queda un mal cuerpo...

4 comentarios :

Un Oyente de Federico dijo...

Bien hecho.
Dicen los judios: “Si hay que perder, perdamos deprisa”.
Denlo Uds. por terminado el asunto; que guardar odios o rencores es continuar perdiendo.

Y guadese el mál cuerpo para “la obra” que junto con las vacaciones es uno de los principales motivos de separaciones conyugales.

diana la cazadora dijo...

Me alegra que de una manera u otra se haya arreglado todo.
Un oyente de Federico dice "bien hecho", NO esta bien hecho, has hecho lo que buenamente has podido,que hay una pequeña diferencia, lo bueno hubiese sido, tener capacidad para enfretarse a tales demostraciones de poder propias de mentes ...... mejor me cayo.
Bien es sabido que donde manda don dinero nos toca perder a los débiles.
Eso si, sigue con tu buen talante y tu saber estar y tranquilos señores, doy fe que los odios y los rencores no tienen cabida en el corazon de Don Filo.

Unknown dijo...

El fracaso es el condimento que da sabor al éxito y éste, a buen seguro, llegará.

Anónimo dijo...

Don Filo siento mucho la situación que han vivido, uno se labra un futuro y un hogar para los suyos con toda la ilusión del mundo y se ve uno metido en estos berenjenales. En nuestro caso que le voy a contar yo que no sepa, cuando uno se ve envuelto entre demandas por cosas de lo más insignificantes y lo peor de todo, interpuestas por personas que al parecer son de la misma sangre, sangre envenenada o corrompida por la envidia me imagino. En fin, mucho ánimo y continúe con toda la ilusión del mundo que sé que la tienen. XURXO